El gusto por el chiste fácil

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1301Es de agradecer que, aunque sea por una sola vez (no recuerdo otro caso, pero no descarto que exista), asistamos a una comedia romántica en la que los protagonistas no son los típicos y típicas chicos y chicas guapos, de cuerpos esculturales, que (incomprensiblemente) no tenían pareja hasta que se encuentran. Nacho García Velilla, en esta su segunda película, nos presenta una comedia costumbrista sobre la soledad y la fealdad física.

{xtypo_code}España, 2010. (104’)
Director: Nacho García Velilla..
Producción: Nacho G. Velilla, Mercedes Gamero.
Guión: Oriol Capel, David S. Olivas, Nacho G. Velilla, Antonio Sánchez.
Fotografía: David Omedes.
Música: Juanjo Javierre
Montaje: Ángel Hernández Zoido.
Intérpretes: Javier Cámara (Eliseo), Carmen Machi (Nati), Hugo Silva (Román); Lluis Vilanueva (Javier), Tristán Ulloa (Abel), Auxilio (Juan Diego), Ingrid Rubio (Mónica), Maria Pujalte (Bego), Petra Martínez (Nieves), Julián López (Bertín), Silvia Casanova (Milagros), Teresa Lozano (Carmen), María Pastor (Luz), Kira Miró (Paloma).{/xtypo_code}

El problema es que, al igual que ocurrió en su primera cinta (Fuera de carta), García Velilla hace un usa y abusa excesivamente del chiste tosco, carpetovetónico, pasado de rosca. En aquella ocasión era sobre los homosexuales, en esta sobre los feos (aunque también hay alguna que otra gracia, supuestamente divertida, sobre las lesbianas). Pero el director se redime (en parte) por los mejores momentos de la cinta, en las que surge el tono melodramático y cuasi-trágico de la vida de los (desgraciados) protagonistas.

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Que se mueran los feos cuenta la historia de Eliseo y Nati. Él es un tipo cojo y feo, que no ha encontrado a la mujer de su vida, y que vive en la granja con su madre y su tío. Ella ha sido abandonada por su marido y se encuentra sola y en la calle. Tras la muerte accidental de la madre, sus caminos se cruzarán de nuevo después de veinte años sin verse. Nati es la mujer del hermano de Eliseo, quien se siente obligado a alojarla en casa, a pesar de que no la soporte.

La pareja protagonista, formada por Javier Cámara y Carmen Machi, es el punto fuerte de la cinta, en la que se apoya para obtener el éxito que espera (y que posiblemente conseguirá). Sus actuaciones son más que correctas, aunque para mí no son las mejores de la cinta. Son Julián López (robando planos casi en cada escena que aparece) y, cómo no, Juan Diego.

García Velilla, salvo momentos contados, utiliza una dirección de trazo grueso, con poca delicadeza, acompañando a un guión también tosco, propio del humor que el cine español utilizaba en otra época, lejos del chiste inteligente. Tiene algún buen momento (pocos), sobre todo, como mencionamos antes, en las escenas más delicadas, en las más dramáticas, que (no obstante) también provocaron risas en el público (al menos en la sesión a la que asistí).

 

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