Se rinde hoy el poeta,
a aquel que, sin conocerlo,
ha logrado convencerlo
para sentirse optimista,
tras el sentido mensaje
que recibió en homenaje
alguien culto —¡sí!— un artista.
Música desparramada
en la vida de unos niños
que devolvieron cariño,
buen hacer y abnegación,
convertidos en los hombres
inseparables al nombre
del buen Fulgencio Morón.
Vaya desde aquí un abrazo
al genial desconocido,
por su premio merecido
y todo lo que se encierra,
tras la difícil conquista
de lograr, siendo un artista,
ser profeta en esta tierra..