Represión afectiva

0
- Publicidad -

(Marcos 10, 2-16) Vivimos una época de mayor libertad sexual. Muchos de los tabúes y de las prohibiciones sociales sobre el sexo han caído y están por completo en el olvido. Hablar de relaciones prematrimoniales es simplemente un arcaísmo. Se han aquilatado términos nuevos, como el de “parejas abiertas”, para aquellas en las que uno a otro se da permiso para mantener relaciones con otras personas. “Mientras los dos estén de acuerdo, nada está mal; nada perjudica”—se escucha decir. Desde la fe cristiana nada nos está prohibido, pero no todo beneficia. Lo dice San Pablo. Nada nos está prohibido porque Dios lo ha creado todo, también la sexualidad, para nuestra felicidad y para nuestra plenitud. Pero no todos los comportamientos ni todas las nuevas normas sociales benefician a la persona.

Estamos viviendo, si se me permite el término, tiempos de represión afectiva. Los chavales no se enamoran; están juntos. Los matrimonios no viven en la plena confianza en el otro: “mientras nos vaya bien”. Se ha suprimido el esfuerzo, el sacrificio, la negación del propio yo, en todo; también en la dimensión sexual; y vamos siendo personas endebles, poco de fiar, sin firmeza vital. Eso no beneficia a nadie; ni a uno mismo, ni a los que nos rodean.

Niños que viven en la angustia de la separación de sus padres; de la sucesión de parejas de cada uno de sus progenitores… Preadolescentes que inician, y sufren,  una sexualidad impuesta desde el bombardeo inconsciente de los medios. Jóvenes que nunca están seguros del amor de su pareja. Matrimonios para quienes cualquier problema puede ser causa de mutua destrucción.

- Publicidad -

No será generalizable en todos los aspectos, pero creo que vivimos en tiempos duros de represión afectiva.

- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!