Los nervios se disparan en carreras
que albergan los sufridos bastidores
a un tiempo que, tras timbres llamadores,
se agolpan mil libretos, sombrereras,
espadas de cartón y pistoleras,
los hombres de tramoya, los actores,
los técnicos de luz, los regidores,
rumores y esperanzas taquilleras…
Así se va forjando ese momento
tan mágico, tan único en el tiempo,
que tiñe al dramaturgo de pasión
y llena en un instante de ambrosía
cada esfuerzo, cada ensayo, cada día,
poco antes que suba el gran telón.
A todos los participantes del
Certamen de Teatro Aficionado.