RESISTENCIA
Es difícil, muy difícil, abstraerse de la actualidad, de las noticias que casi cada día nos sacuden desde Oriente Medio, pero intentaremos dejarla de lado por un momento para hablar del sentido estrictamente cinematográfico de esta película, una más (y son muchas, incluso recientes) sobre el tema del nazismo, la resistencia a la invasión y el exterminio judío. Basta con mencionar, estrenadas en los últimos meses, tres filmes como La ola, Katyn o Flame and Citron, todas ellas cintas europeas que, tratando (aunque sea tangencialmente) el mismo tema, se parecen a esta Resistencia como un huevo se parece a una castaña.
Estados Unidos, 2008. (137’)
Título original: Defiance. Director: Edward Zwick. Producción: Pieter Jan Brugge, Edward Zwick. Guión: Clayton Forman y Edward Zwick, basado en el libro de Nechama Tec. Fotografía: Eduardo Serra. Música: James Newton Howard. Montaje: Steven Rosenblum. Intérpretes: Daniel Craig (Tuvia Bielski), Liev Schreiber (Zus Bielski), Jaime Bell (Asael Bielski), Alexa Davalos (LilkaTicktin), Allan Corduner (Shamon Haretz), Mark Feuerstein (Isaac Malbin), Tomas Arana (Gulkowitz), Johdi May (Tamara), Kate Fahi (Riva), Iben Hjele (Bella), Ravil Isyanov (Viktor Panchenko), Jacek Koman (Koscik), George MacKay (Aron Bielski), Mia Wasikowska (Chaya), Rimante Valiukaite (Miriam).
El ejercito alemán entra en Bielorrusia, captura a miles de judíos y asesina a otros tantos, con el beneplácito de las autoridades y la colaboración de muchos habitantes, vecinos de los capturados y de los muertos. Los cuatro hermanos Bielski, cuyos padres han sido asesinados por el ejército invasor, se refugian en los bosques cercanos. Poco a poco, muchos otros huidos se unirán a ellos. A medida que pasa el tiempo, llegan a ser miles, una pequeña ciudad en los bosques que sobrevive como buenamente puede, con normas propias. El ejército nazi intenta capturarlos, pero ellos resisten con fuerza los ataques.
La más parecida, de entre las cintas europeas anteriormente mencionadas, a esta Resistencia, es la danesa Flamen and Citron (vista en el último Sevilla Festival de Cine). Ambas tratan el tema de la resistencia antinazi en suelo europeo y ambas están basadas en hechos reales, pero el tratamiento es radicalmente diferente. En la cinta americana, hasta las imágenes documentales, supuestamente reales, con las que se abre la cinta, han sido creadas específicamente para la ocasión. Lo que da al total una apariencia de falsedad que nunca llega a olvidarse del todo.
Además, el director, en vez de centrarse en los conflictos internos de los personajes, sus remordimientos, sus miedos, ese ojo por ojo que parece guiarles aunque no quieran dejarse llevar, se dedica a realizar un espectáculo pirotécnico, engolado, aburrido y larguísimo, colando sin el más mínimo pudor, historietas románticas para los tres hermanos mayores, destinadas para llegar al mayor público posible.
La historia real podía haber dado para una película muy buena (de nuevo, dejando de lado los temas políticos que llenan los noticiarios en estos días), pero el cine de los grandes estudios de Hollywood es el que es, y lo mismo ocurre con el director, un Edward Zwick que ya hizo lo mismo (aburrirnos hasta casi dormirnos) con, por ejemplo, El último samurai, que adolecía de las mismas carencias que ésta película.
Zwick incluso se atreve a citar cintas de éxito, con mayor o menor evidencia, entre las que destacarían la arenga a caballo (Braveheart), o la sordera momentánea tras una explosión (Salvar al soldado Ryan) y algunos de los asesinatos o ejecuciones (La lista de Schindler).
El resultado es una verdadera lástima, lejos, muy lejos de lo que podría ser, quedándose en un sermón con mucho de parafernalia pirotécnica.
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