Desde el convencimiento de que un espectáculo cruel y violento, como son las corridas de toros, no debe perpetuarse en el tiempo como motivo de celebración disfrazado de cultura, y de que ninguna tradición puede justificar ni legitimar el sufrimiento de otro ser vivo, me sumo a la campaña iniciada por el colectivo Solidaridad Animal Nazarena para solicitarles el fin de la promoción de espectáculos taurinos en la ciudad de Dos Hermanas.