REBOBINE, POR FAVOR
Una amiga, y sin embargo compañera de trabajo (¿o era viceversa?), llamémosla Isabel, me ha confesado en varias ocasiones que me ve como a un friki (claro que también dice que soy prácticamente clavado a Miguel Ríos y eso sí que dista mucho de ser cierto). Así que, o ella tiene un concepto equivocado del término, o el que está confundido soy yo, pero no terminaba de estar de estar de acuerdo con ella. Aunque, con el paso de los años, poco a poco voy empezando a estarlo. El motivo (uno de ellos) es que cada vez va siendo más frecuente que me encuentre en una sala de cine en la que los asistentes se puedan contar con los dedos de una mano, cuando no esté completamente solo (como ocurrió en esta ocasión, sábado de Feria de Abril, con colas casi kilométricas, pero absolutamente nadie más en mi sala), y no porque la cinta en cuestión sea mala, ni porque esté protagonizada por desconocidos, sino porque son películas menores, de esas que llegan sin hacer ruido, pero que son (mucho) mejores que las que vienen precedidas de una cara y poderosa campaña publicitaria. Y, eso sí, más raras, más frikies.
Estados Unidos, 2008. (101')
Título original: Be kind, rewind.
Escrita y dirigida por: Michel Gondry.
Producción: Georges Bermann y Julie Fong.
Fotografía: Ellen Kuras.
Música: Jean-Michel Bernard.
Montaje: Jeff Buchanan.
Intérpretes: Jack Black (Jerry), Mos Def (Mike), Danny Glover (Elroy Fletcher), Mia Farrow (Señorita Falewicz), Melonie Diaz (Alma), Irv Gooch (Wilson), Chandler Parker (Craig),Arjay Smith (Manny), Quinton Aaron (Q), Gio Perez (Randy), Basia Rosas (Andrea), Tomasz Soltys (Carl), David Slotkoff (Jack), Heather Lawless (Sherry), Kishu Chand (Hermana de Alma).
Uno de los directores más originales, con mayor imaginación, y que podríamos encuadrar sin ningún problema dentro del frikismo más radical, es el francés Michel Gondry. Sus anteriores cintas (Human nature, La ciencia del sueño y, sobre todo, ¡Olvídate de mí!, hasta el momento su mejor obra) así pueden atestiguarlo. Sin embargo, aunque con la lectura de la sinopsis, Rebobine, por favor, pueda parecer lo contrario, ésta es, con diferencia, su película más ‘normal’, incluso con una narración lineal, sin saltos temporales y/o espaciales, divagaciones oníricas ni imaginativas marcianadas.
Tras un fallido sabotaje a la central eléctrica de su pueblo, Jerry queda magnetizado y, motivado por ello, accidentalmente, borra todas las cintas del viejo videoclub (que únicamente trabaja con anticuadas películas en VHS) en el que trabaja su amigo Mike, al que su jefe ha dejado encargado del local mientras él pasa unos días fuera. Cuando se dan cuenta de que no queda ni una película sana a Mike le entra un pánico atroz y la única solución que se les ocurre para salvar el negocio no es otra que volver a grabar ellos mismos las películas, con medios más que escasos, un estilo más que casero y esperar mágicamente a que nadie se dé cuenta del cambio. Contra todo pronóstico, las películas que graban resultan ser un rotundo éxito.
Rebobine, por favor es una de las más divertidas cintas que se han visto en mucho tiempo, un claro mensaje contra la tecnología y, si se quiere, un alegato del VHS, anti-DVD, una defensa de lo clásico (podríamos poner otro ejemplo en el vinilo frente al cedé), una nostálgica alabanza a los viejos tiempos (las películas que versionan los protagonistas también son ejemplo de ello: Los cazafantasmas, 2001, Paseando a Miss Daisy, Cuando fuimos reyes, El rey león…), con unos protagonistas en estado de gracia, un guión brillante y muchos momentos prodigiosos que hacen que sea posible hablar de ello, con verdadero sentido, de aquello que llamamos La Magia Del Cine.