Anima a los cofrades y a las hermandades a continuar extendiendo el mensaje de Cristo
Tiempo después de que un compañero asturiano le preguntara qué significa para él la Semana Santa, Jose Miguel Gandullo se ha atrevido a responder. Y lo ha hecho en público, frente a un auditorio que escuchaba ansioso un año más el pregón de Semana Santa.
Gandullo se definió como un cofrade ‘hartible’ y se mostró deseoso como el que más de que llegue la Semana Mayor. Llamó a “paladear en sorbitos cortos lo que vamos a saborear”, no en balde aseguró que “nuestra vida tiene hoy más sentido, nuestra Semana Santa tiene que comenzar”.
Toque familiar
A José Miguel lo presentó su hermano Sergio, por lo que no es de extrañar que la familia estuviera muy presente tanto en el pregón como en la presentación. Sergio describió a su hermano como alguien que consigue lo que se propone. Recordó, asimismo, su papel como educador de los cuatro hermanos de la familia en valores morales y cómo les inculcó su amor por la Semana Santa, hasta el punto de hacerse hermanos de Presentación, a pesar de las reticencias maternas. Por tres veces le dio las gracias y le cedió a su hermano la palabra con un emocionado abrazo.
Pasión por la Pasión
Gandullo comenzó su pregón en el monumento a Bécquer del parque de María Luisa en Sevilla como metáfora de los estados del amor, desde el frío de la tristeza a la felicidad de su disfrute. Seguidamente aclaró cuáles son los pilares sobre los que se asienta su visión y su vivencia de la Semana Santa. Comenzó por la experiencia y plenitud estética, “presente en cada momento de recogimiento íntimo”, en la exaltación en la calle de la pasión de Cristo, desde una saeta hasta el detalle de unos candelabros, desde el rostro virginal de la Madre hasta el goce de un radiante sol de Domingo de Ramos. Pero por encima de todo, destacó su amor incondicional por la Semana Santa y por aquellos que le han hecho posible vivirla tan intensamente. Así recordó la defensa que hizo su abuelo Simón de Vera Cruz durante la República, una infancia cofrade rodeado por amigos que medían con sus pies las dimensiones de los pasos, la paciencia de su padre, que le inculcó sin palabras sus sentimientos cofrades o su encuentro en la adolescencia con Leoncio Alba, que le ofreció el lugar de Antonio Páez, al que Gandullo dedicó unas palabras de homenaje y lo convirtió “en un pequeño ser político”, entendiendo que la política, siendo ayer día de elecciones, “nos hace ser seres sociales”.
Asimismo, mostró su compromiso y animó a los presentes a defender “este modelo de fe” y a perpetuarlo, aspotando por el asociacionismo cofrade como forma de propagar “la verdad de Cristo” con responsabilidad, para que ese amor tan sentido no se quede en la superficie.
Para terminar, Gandullo invocó a Cristo (“llámanos a tu presencia”) y a los titulares de la Semana Santa nazarena, especialmente al de Presentación y a Gran Poder, a quien pidió le que diera “la capacidad de perdonar”. También pidió que no se pierda la inocencia de los niños, que los ancianos no caigan en la soledad y que los trabajadores no mueran dando su vida por los demás. También hizo referencia a las advocaciones marianas nazarenas, barrio por barrio, para detenerse en su Virgen de Amor y Sacrificio, a la que recordó en una emotiva peregrinación al Tomillar en la que unos drogadictos en rehabilitación vieron en su rostro la salvación, agarrándose con su fuerza a la vida. Concluyó con un “he aquí a tu hijo, eres tú mi madre” que provocó la ovación del público, puesto en pie.