NO ES PAÍS PARA VIEJOS
Tres años después de que se estrenara su última película (Ladykillers, una cinta menor, aunque en ningún caso corta de calidad) los hermanos Coen regresan con fuerzas al panorama cinematográfico. Acaban de estrenar esta soberbia No es país para viejos, y ya han rodado Burn after reading, una comedia con George Clooney, Brad Pitt, John Malkovich y Frances McDormand, y -por si fuera poco- en abril comienzan a rodar otra más, A serious man. Parece como si quisieran recuperar el tiempo perdido en este trienio de golpe y, o mucho cambian las cosas, o lo van a conseguir con creces.
Estados Unidos, 2007. (122 minutos)
Título original: No country for old men.
Escrita y dirigida por: Joel Coen y Ethan Coen, basado en la novela homónima de Cormac McCarthy.
Producción: Joel Coen, Ethan Coen y Scout Rudin.
Fotografía: Roger Deakins.
Música: Carter Burwell.
Montaje: Ethan Coen y Joel Coen (bajo el seudónimo Roderick Jaynes).
Intérpretes: Tommy Lee Jones (Ed Tom Bell), Josh Brolin (Llewelyn Moss), Javier Bardem (Anton Chigurh), Kelly MacDonald (Carla Jean Moss), Woody Harrelson (Carson Wells), Garret Dillahunt (Wendell), Tess Harper (Loretta Bell), Barry Corbin (Ellis), Rodger Boyce (Sheriff de El Paso), Beth Grant (Madre de Carla Jean), Ana Reeder (Mujer de la piscina), Kit Gwyn (Secretaria de Bell).
Los Coen recuperan la línea más oscura y sangrienta de sus primeros trabajos, desde Sangre fácil a Muerte entre las flores, y se alejan del tono tratado en obras como Crueldad intolerable, una de sus cintas más recientes, y de lo más flojo que hayan hecho jamás la pareja de hermanos
Llewelyn Moss encuentra en pleno desierto varias camionetas rodeadas de hombres muertos. Y en la parte trasera de una de ellas, un cargamento de heroína. Todo señala a una pelea entre bandas. A poca distancia de allí, un maletín con dos millones de dólares, que Moss se lleva provocando una reacción en cadena, un auténtico vendaval de violencia que superará al desilusionado sheriff Bell y que obligará a Moss a huir, con un sádico y peligroso hombre, llamado Anton Chigurh, pisándole los talones, y el sheriff Bell siguiendolos.
Pese a que No es país para viejos es la película más sangrienta y violenta de los Coen, según sus propias palabras, ello no es óbice para que la cinta esté carente de ciertas dósis de humor, muy negro en ocasiones, que también estaba presente en la gran novela que ha dado origen al filme, cuyo autor (Cormac McCarthy) ha sido recientemente galardonado con el Pulitzer por su última obra, La carretera.
Destinada irremediablemente a convertirse en un clásico, No es país para viejos posee unas imágenes poderosas, obra de Roger Deakins, habitual colaborador de los Coen en la dirección de fotografía (sin menospreciar, por supuesto, el trabajo de los hermanos), con un montaje muy acertado y una elección de planos excepcional (inolvidable la imagen, sencilla y simple, en la que sin mostrar nada, los Coen informan de que Chigurh acaba de matar a la única mujer que asesina en todo su sangriento peregrinar), y ayudados de un reparto excepcional en el que sobresale un Bardem sublime.
La película es la favorita para la noche de los Oscar, y está siendo alabada por (casi) toda la prensa especializada, llegando al 94 por ciento de criticas positivas (178 de 189) en el tomatómetro (nada que ver con el programa televisivo de reciente muerte, sino con rottentomatoes.com, una de las webs más importantes referentes al mundo del cine -con permiso de la más grande y popular de todas, imdb-), y que ya lleva ganados más de setenta premios de diversos festivales y asociaciones (muchos de ellos para nuestro Javier Bardem, que ya es una estrella mundial).
Portentosa, una de las más grandes obras de los Coen, una muestra de buen (muy buen) cine, un clásico instantáneo.