THE SPIRIT
Basada en una de las obras cumbres del cómic contemporáneo, Frank Miller se pone en solitario tras las cámaras (después de codirigir junto a Robert Rodríguez, basándose a su vez en un cómic propio, la interesante Sin City) para plasmar The Spirit, la creación que encumbró al que él mismo considera su maestro, Will Eisner. El resultado es una película fea. Y además, aburrida. Y creo que con eso está dicho todo.
Estados Unidos, 2008. (102’)
Título original: The Spirit.
Escrita y dirigida por: Frank Miller, sobre el comic de Will Eisner.
Producción: Deborah del Prete, Gigi Pritzker, Michael E. Uslan.
Fotografía: Bill Pope.
Música: David Newman.
Montaje: Gregory Nussbaum.
Intérpretes: Gabriel Macht (The Spirit), Samuel L. Jackson (Octopus), Eva Mendes (Sand Saref), Scarlett Johansson (Silken Floss), Sarah Paulson (Ellen Dolan), Jaime King (Lorelei Rox), Paz Vega (Plaster de París), Dan Gerrity (Detectiva Sussman), Larry Reinhardt-Meyer (Agente MacReady), Louis Lombardi (Pathos, etc), Dan Lauria (Nolan), Johnny Simmons (Spirit joven), Seychelle Gabriel (Sand joven), Stana Katic (Morgensten)
El policía Denny Colt regresa de la muerte convertido en Spirit, un enmascarado que protege a su adorada ciudad, Central City, de la amenaza de Octopus y sus (con la notable excepción de Silken Ross) tarados e imbéciles secuaces, creados por ingeniería genética. Spirit no es un superhéroe, no tiene más poderes que aguantar todos los golpes y recuperarse y sanar las heridas con inusitada rapidez. En plena investigación por el ataque a un policía aparece como sospechosa Sand Saref, un viejo amor de juventud de Denny.
La película no tiene el más mínimo interés. Las imágenes resultan postizas. Está todo muy alejado de aquella buena cinta que fue Sin City, e incluso de la bastante más floja 300 (también basada en un cómic de Miller, aunque él no participó en la realización). Hay numerosas situaciones que provocan la risa floja y que desembocan en carcajada, con el problema de que el director (en ese preciso momento) está pretendiendo ser serio. Y otras muchas que hacen bostezar, cuando Miller está buscando la risa del espectador (esos insufribles siervos clónicos, con sus ridículos nombres en sus camisetas y su insoportable acento y vocabulario)
Aparte están esos momentos de difícil explicación, como la secuencia (la única en la que aparece Paz Vega) en la que Samuel L. Jackson (recordemos todos el color de su piel) aparece vestido de líder nazi, sin que haya ninguna broma de por medio, tomándoselo completamente en serio, con toda la parafernalia de banderolas y esculturas. Uno no sabe si entenderlo como una broma que no se comprende, o creer que el tal Octopus en el fondo es tan imbécil como sus acólitos, y que la que verdaderamente tiene la vara de mando sin que nadie lo sospeche (ni siquiera el mismísimo Octopus) es su mano derecha, esa Silken Ross que interpreta Scarlett Johansson.
Aparte de las ya mencionadas Vega y Johansson (la única mujer, por cierto, que no cae rendida a los pies de Spirit), habría que mencionar a Eva Mendes, como la amante de las joyas que Spirit persigue como sospechosa, sabiendo que es su amor de juventud, aunque ella le cree muerto; Sarah Paulson, con la que, al parecer, mantenía una relación en el momento de su muerte, y que es la que le cura las heridas ya convertido en Spirit; y Jamie King, el amor de ultratumba del héroe enmascarado. Un quinteto de chicas (muy) guapas, que es lo único que ofrece esta película, verdaderamente aburrida, estéticamente horrible y con un guión muy forzado.
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