Sea esta carta dedicada a mi buen vecino y maestro en nuestra aficción común: el belenismo.
Él me enseñó a hacer un belén divino, pero nunca puedo llegar a los belenes que él hace, tanto en su casa como en la A.VV. Ciudad Blanca, donde él expone su Belén renovado cada año y a cual más bello. Entiendo de arte, puesto que lo estudié, y puedo decir que he visto muchos belenes, pero este hombre, creativo, buen vecino y gran artista, pocos belenes le superan.
¡Olé, José Manuel, eres el mejor!
Y para mi otro vecino que es un amor y también un gran artista del óleo… ¡Olé Carrasco!
Para mis vecinos, llamados cariñosamente: ‘Pollero’ y ‘Carrasquillo’.