Deseo dar mi más sincero pésame a la gran familia de Juan Varela y Varela Díaz, amigos de siempre y de toda esta Dos Hermanas que tan poco conocemos. Estoy que segura me comprenderán, ya que cuando me enteré de la pérdida de su querida nieta, ya había pasado todo. Me uno a vuestro dolor, pero estará preciosa jugando en el cielo con sus nuevos amiguitos. Estad todos tranquilos que está en buenas manos. Mi más tierno abrazo.
A la corta familia de Carmela la de Dositeo, señora y amiga también desde pequeña, esposa que fue de Luis Cano, quiero decirle que su familia sabe cómo lo he sentido, porque fue una gran esposa y hermana de su hermana Dominga, Domi como la llamamos, con la que se metieron en ese piso de la plaza del Arenal para dedicarle su vida entera a su hermana. Carmela, cuando tú te fuiste, mejoró tu Domi.
Todo esto, para que no estés preocupada. Ya tenías merecido tu descanso, que así sea. Siempre seguimos recordando a las buenas personas. Todavía recuerdo cuando tenían tus padres la cantina de la estación de Renfe ¡Ya han pasado años! Ya estás con tus padres, hermano y tu esposo Luis. Felicidades Carmela. Un beso.
Y a ti, Antonia Morán, leí tu mortuoria en La Semana. Otra amiga, que tampoco pude cumplir contigo porque me entero cuando ya ha pasado todo. Pido perdón a todos, siempre vivo en mi mundo, soy así y no puedo evitarlo.
Espero que no os parezca una carta demasiado triste, ya que esta es una carta de amor. Una carta de amor para todos los que sufren, hoy es para ellos.
