Hay quien llama al error, posible fallo,
quien confunde pegar con enseñar,
quien a la playa sucia, llama el mar
y aquel que ve al votante cual vasallo.
Al pony, tontos tildan de caballo,
la hipoteca resulta ser ajuar,
confunden construir, con apiñar
y al triste bravucón ponen de gallo.
Se trata de eufemismos, distracciones
que tratan de ocultar los nubarrones
con palabras que guardan las chisteras.
Pasa aquí, en honor a la verdad,
pues hablan de una tal “movilidad”
para hablar de un circuito de carreras…