“Los niños con los niños” –nos decían;
“las niñas con las niñas” –nos cantaban;
las casas para ellas encargaban;
los sueldos para ellos preveían.
El sudor y el peligro convertían
en valor que al varón le reservaban
y entretanto el futuro organizaban,
pensaban que era bueno cuanto hacían.
Pero no, no es así, no es de recibo
que el sexo sea el nexo imperativo
que otorgue a cada cual su casillero.
Va de prueba el botón que en Dos Hermanas
se verá en las próximas semanas
teniendo una mujer como bombero.