¿Existe el habla andaluza?
-¿Quién formula la pregunta?
Si se buscan referencias
sin gritos, sin estridencias
ni progres iluminados,
la respuesta es evidente:
oiga hablar a nuestra gente
y así será contestado.
Otra cosa es el malsano
y el ya manido filón
de lanzarnos la cuestión
barata y antojadiza,
como un arma arrojadiza
útil para darnos caña,
avocada a reincidir
en enfrentar –dividir–
cada trocito de España.
Y es que la lengua es tesoro;
nunca moneda de cambio;
el heredado muestrario
de culturas precedentes,
de los siglos, de las gentes,
de sus pasos, de su historia,
sus rúbricas de memoria,
cambios, guerras y tormentos,
dibujando nuestro acento
y haciendo al verbo, la esencia
de ensalzar la progresía,
los pactos, las sincronías
y jamás las diferencias…