Los Pang hacen las Américas

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cine the messengersThe messengers

Contaba el maestro Hitchcock que una vez tuvo una idea brillante para comenzar una película: la cámara seguía, en plano secuencia, sin cortes, el proceso de creación de un automóvil en la cadena de montaje desde el esqueleto más básico de la estructura hasta que llegaba, ya concluido, al final del proceso. En ese momento, siempre sin cortar el plano, un operario abría una de las puertas del coche y en su interior había un cadáver. Finalmente desechó esta idea porque se preguntaba (no sin razón), ¿qué iba a contar a continuación para no defraudar la expectación creada con ese inicio tan brutal? 

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Estados Unidos, 2007.
Título original: The messengers.
Director: Danny y Oxide Pang.
Producción: Sam Raimi, William Sherak, Jason Shuman y Robert G. Tapert.
Guión: Mark Wheaton.
Fotografía: David Geddes.
Música: Joseph LoDuca.
Montaje: John Axelrad, Armen Minasian, Danny y Oxide Pang.
Duración:  90 minutos.
Intérpretes: Kristen Stewart (Jess), Dylan McDermott (Roy), Penelope Ann Miller(Denise), John Corbett (Burwell), Evan y Theodore Turner (Ben), William B. Davis (Colby Price), Dustin Milligan (Bobby).

Viene esto a colación de The messengers, debut americano de los gemelos thailandeses Danny y Oxide Pang, que se hicieron famosos en todo el mundo tras el éxito de su filme The eye, de la que han tomado algunos elementos para esta cinta.

Y es que ya empiezan a cansar (ya hace tiempo) las cintas de terror con fantasma y casonas antiguas, en parajes solitarios y en las que (tiempo ha) ocurrieron hechos terroríficos. ¿Es que no sería, digo yo, tomando como referente la idea mencionada de Hitchcock, mucho más terrorífico que esos hechos ocurrieran en casas nuevas, en las que no ha vivido nadie antes y en las que no han habido muertes violentas, ni están levantadas sobre antiguos cementerios, ni sobre terrenos con maldición alguna? ¿No sería verdaderamente terrorífico sentir que algo ocurre, algo perturbador, y que no hay explicación alguna que le dé sentido?

En The Messengers se nos cuenta la historia de la familia Solomon, que abandona la vida de Chicago para empezar de nuevo en una granja en Dakota. Pronto la joven Jess, de dieciséis años, y su hermano pequeño Ben, de tres, empiezan a tener aterradoras visiones en la casa, pero los padres no creen a la hija, que tiempo atrás ya presentó problemas en Chicago e incluso cuestionan su salud mental.

Los hermanos Pang se han decantado por un terror más clásico, en el sentido de que han dejado atrás el riesgo formal y las novedades estéticas que usaron en sus filmes asiáticos, para centrarse en un estilo más comercial, con las conocidas estridencias musicales precedidas de silencios que son las que asustan, más que los fantasmas en sí (por cierto, los de este filme recuerdan, por su físico y movimientos, a los de su cinta más exitosa y sus posteriores secuelas).

Es decir, The Messengers cumple su objetivo (más o menos), si bien, como también es habitual en este tipo de cintas, tiene un desarrollo previsible y ciertas incongruencias que se repiten título tras título (¿por qué ese afán de querer bajar al sótano si en las anteriores siete ocasiones que lo ha hecho se ha encontrado con algo terrorífico?, o ¿por qué, justo después de reiterar y casi rogar llorando que se vayan de allí, sin que le hagan caso, la chica entra corriendo en la casa y se encierra en su habitación?)

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