Al tiempo que los naranjos
van perfumando las flores,
las calles y los amores,
las cuitas primaverales,
los espinosos rosales,
los esponsales soñados,
los noviazgos regresados,
los dorados, maniguetas
–que ya visten plazoletas
con Pasión por estandarte–,
entre cuadros por caireles
y suspiros de pinceles,
Dos Hermanas se hace arte.
El cuadro vuelve a la calle.
Una muestra de pintura
demuestra, que la cultura
puede fundir sus colores
con la calle y con las flores;
que ha de hacerse primavera;
que al posarlo en una acera
cada tono es diferente
transparentando al artista,
y funde puntos de vista
que une al arte y a la gente.