Los trabajos no cesan en el hipódromo durante toda la semana
El trabajo en las instalaciones del Gran Hipódromo de Andalucía no cesa durante toda la semana para que el domingo, jornada de carreras, todo esté listo. Quizás uno de los aspectos más importantes y que requiere de un trabajo más continuo es el mantinimiento de la pista de césped. De esta labor se encarga un veterano en estas lides, Rafael Roja. Según comenta 'Tali', como es popularmente conocido, “tras las carreras del domingo, el lunes lo primero que se hace es utilizar los pisones, que son unas herramientas de trabajo para ir cerrando las pisadas de los caballos”. Tras esto, prosigue, “se pasa el rulo por si se ha quedado algún fallo”.
El cuidado y mantenimiento de la pista de césped, de dos kilómetros y 60 metros, comienza un mes y medio antes de que se inicie la temporada de carreras, con la siembra, sobre cuyas semillas se espolvorea algo de arena para evitar que se las lleve el viento. Posteriormente, según ‘Tali’, y durante la temporada de carreras el césped se riega todos los días con un dispositivo automático que funciona de 15:00 a 17:00 horas de la tarde, y de 4:00 a 7:00 horas de la mañana. Según el encargado de la pista, “esta temporada de invierno la pista se ha mantenido muy bien, ya que el tiempo ha ayudado mucho para su conservación”.
Menor dedicación requiere la pista de arena. Utilizada para el entrenamiento de los caballos, ya que sólo requiere del regado, para el que se invierten 7.000 litros de agua a través de grandes cubas.
Preparadores
Muy cerca de las instalaciones centrales, en la zona de boxes, tanto los preparadores como los jockeys también tienen toda una semana por delante para preparar a sus caballos para la jornada de carrera. Como si de una casa de vecinos se tratase, allí conviven a diario más de 200 caballos, repartidos en 382 boxes, al mando de un grupo de preparadadores, de los que siete fijan allí su residencia durante el año. Estamos hablando de José Salguero, Ignacio Díaz, Manolo Álvarez, Michaella Augelli, Jorge Callejo y José Calderón.
Para Nacho Díaz, la preparación de una carrera hípica es muy parecida a la de atletismo, ya que “podemos hablar de caballos de velocidad y caballos de fondo, y, según cada modalidad, se entrena con ellos de una u otra manera”. En este sentido, continúa, “los caballos de velocidad trabajan más la rapidez y los de fondo, el pulmón”. Un entrenamiento en el que se suele invertir una hora aproximadamente al día, según Michaella Augelli, una preparadora italiana, “con trabajos de trote, galope, galope más fuerte y ejercicios de pista, para concluir caminando”.
Como ocurre con los humanos, el entrenamiento del equino es acompañado por una dieta equilibrada, a base de un pienso especial, francés e inglés, que varía según el ejercicio físico que realiza el caballo. De esta forma, Según Nacho Díaz, “si un caballo entrena mucho, hay que aumentarle los hidratos de carbono, mientras que si se reduce el entrenamiento, hay que buscar una alimentación baja en vitaminas, para que no se produzcan trastornos digestivos”.
Tanto la dieta como el entrenamiento están estrechamente supervisados por un equipo de tres veterinarios que pasan por los diferentes boxes dos veces semanales. Cada caballo en su cuadra, como si de una habitación de hospital se tratase, cuenta con una ficha clínica, con su historial médico que el veterinario va controlando.
A muchos preparadores, que durante todo el año están haciendo la gira hípica por Madrid, San Sebastián y Mijas, como es el caso del argentino, Gustavo Bindella, les gusta recaer en el Hipódromo de Dos Hermanas por sus “pistas, la excelente organización y atención de su personal, y por el clima magnífico”.
La labor del jockey
Como los preparadores, los jockeys también hacen su vida en la zona de boxes del Gran Hipódromo de Andalucía, donde preparan a diario la carrera del domingo. Algunos jockeys suelen tener contratos de exclusividad con algunas cuadras determinadas, aunque lo habitual es que vayan por libre y sean los preparadores los que los elijan para montar sus caballos.
Una decisión en la que influye el tamaño y peso de los jockeys. Por ello, según el argentino, Alejandro Quiroga, “el peso ideal para un jockey es 52 ó 53 kilos para poder participar en carreras en la que se exije un peso alto como en la de peso bajo, ya que si un jockey pesa muy poco, para las grandes medidas, tiene que llevar plomo para aumentar el peso y los preparadores no son partidarios de esta medida porque repercuten negativamente en el caballo”.
Un jockey entrena todos los días montando a los caballos, aunque, según Quiroga, “también debe cuidarse él, haciendo ejercicio y caminando”. Posteriormente, el día de la carrera, el jockey debe estar una hora antes del inicio de la jornada, preparado con su uniforme, casco, briche o pantalón, botas y chaleco, para equipar a su caballo y para pasar los pesos estipulados. Posteriormente, de las cinco carreras establecidas, puede participar en un máximo de tres.
Ventajas y desventajas de ser mujer
La francesa Claudine Cazalies es una de las pocas jockeys femeninas que corren en el Gran Hipódromo de Andalucía. Según Cazalies, “la ventaja de ser mujer jockey es el feeling que se establece con el caballo y, quizás, la única desventaja es la falta de fuerza física”; algo que no ha supuesto ningún impedimento para Claudine, quien asegura “haber batido al mejor jockey de España”. La edad tampoco es un impedimento. En el caso de los jockeys la prueba evidente la ponen, dos jinetes, Carlos Salguero y Álvaro Soto, los aficionados más jóvenes.