Repleto de nuevos sueños,
nuevos proyectos y planes,
se cumplen viejos refranes
de años nuevos, vidas nuevas,
desempolvando quimeras
que colmen viejos afanes.
Propósitos los hay de todo…
En primer lugar, un clásico,
las matadoras sesiones
de saltos y contorsiones
que damos en los gimnasios.
Además están las dietas
–a cual más dura y penosa–
que proponen a raudales
muchas veces charlatanes
haciéndolas peligrosas.
Dignas son de mencionar
la sarta de colecciones
que impregnan televisiones
de forma manida y burda,
que la que no es inservible,
es eterna, incombustible
o simplemente es absurda.
Ya en el plano cultural
juventud, luz, cante jondo,
el flamenco y su trasfondo
se hablarán en la salida
del disco, proyecto y gira
con sabor a Manuel Lombo.
Al final, siempre lo mismo:
el gran negocio redondo
que es empujar a los gordos
a gimnasios y agujetas,
a las imposibles dietas
que cuestan tanto dinero,
que si es que sirven de algo
es para aumentar el saldo
negativo de otro enero.