La imagen aún presente en la memoria
de farolillo, albero y sevillanas,
obliga un año más, a Dos Hermanas,
a empezar con un año por delante,
la eterna cuenta atrás hasta el distante
momento de empezarla con más ganas. La feria se ha marchado con la imagen
cuidada de caballo y caballista;
de ser más bella, menos camorrista,
cada vez más estética y coqueta
que demuestra al vestir cada caseta
con el sol por aguja y por modista.
Lo mismo que la feria se nos va,
aparece el farol de la cultura
en la siempre total literatura:
esta vez, celebrando una jornada
que a la letra fantástica, olvidada,
propondrá como fiel cabalgadura…
Pensando en cabalgar sobre los sueños,
se me ocurre al ver como se clausuran
los cursos de mujeres que procuran
conseguir formación y calidad,
que a veces, imposibles y quimeras
se escapan de los cuentos de lecheras
haciendo de los sueños realidad.