GRACIAS POR FUMAR
Tras una dilatada y exitosa carrera como cortometrajista y publicista, medios en los que ha ganado numerosos e importantes premios, Jason Reitman (hijo del director y productor Ivan Reitman, autor entre otras muchas de Los cazafantasmas) debuta en el largometraje con esta película, cuyo guión también ha escrito, basándose en la novela de Christopher Buckley. Estamos ante una de las cintas más inteligentes y corrosivas de los últimos años, que trata temas delicados y conflictivos de forma directa y sarcástica, riéndose de un asunto que ha acaparado portadas y artículos por todo el mundo.
Estados Unidos, 2005.
Título original: Thank you for smoking.
Escrita y dirigida por: Jason Reitman, basada en la novela de Christopher Buckley.
Producción: David O. Sacks.
Fotografía: James Whitaker.
Música: Rolfe Kent.
Montaje: Dana E. Glauberman.
Duración: 92 minutos.
Intérpretes: Aaron Eckart (Nick Naylor), Maria Bello (Polly Bailey), Cameron Bright (Joey), Adam Brody (Jack), Sam Elliott (Lorne Lutch), Katie Holmes (Heather Holloway), David Koechner (Bobby Jay Bliss), William H. Macy (Senador Finistirre), Rob Lowe (Jeff Megall), J.K. Simmons (Budd “BR” Rohrabacher), Robert Duvall (Doak “Capitán” Boykin), Kim Dickens(Jill Naylor), Connie Ray (Pearl), Todd Louiso (Ron Goode).
Nick Naylor es el relaciones públicas de las grandes empresas tabaqueras. Su tarea es defender el derecho de los fumadores a fumar, y el de las grandes empresas para las que trabaja a seguir vendiendo su producto, frente a los fanáticos que les tildan de asesinos, y a toda la corriente social que cada vez más se levanta en su contra. Y en su trabajo es el número uno, ya que su oratoria es capaz de vencer (incluso convencer) a cualquiera. Pero ahora se debe enfrentar a dos rivales poderosos, un senador oportunista que pretende poner etiquetas con la palabra “veneno” y una imagen de una calavera en las cajetillas, y una periodista trepa que quiere entrevistarle para ‘destruirle’. Entonces, Nick emprende una ofensiva refutando los peligros de los cigarrillos en televisión y contratando a un agente de Hollywood para que el cine vuelva a promover el hábito de fumar en sus películas.
Película satírica, corrosiva, cáustica, valiente, arriesgada, cuyo mensaje se centra (el protagonista lo dice en multitud de ocasiones) en la búsqueda de la libertad, de la que tanto presumen ser tierra los Estados Unidos, de que todo el mundo merece una defensa justa, incluso los más villanos, y por supuesto los que se dedican a negocios legales, por muy dañinos que sean (aunque el protagonista defienda el tabaco, en su grupo de confianza también se encuentran los relaciones públicas de las empresas de armamento y del alcohol). Y en resumidas cuentas, al derecho a expresarse, a opinar, aunque sea una opinión contraria a la de la gran mayoría, el derecho a la no censura.
El protagonista (un magnífico Aaron Eckhart, secundado por un reparto de lujo, en el que únicamente choca –por la poca credibilidad que le otorga– ver a Katie Holmes como depredadora sexual) es un tipo que defiende posiciones indefendibles (en una de las secuencias más divertidas y polémicas defiende en un colegio, frente a un aula repleta de niños, la libertad de elección, que no se dejen guiar por los demás, por eso “no tenéis que creer a los que os dicen que el tabaco es bueno o malo, ¡comprobadlo por vosotros mismos!”), pero que casi desde el principio cae simpático, por ese motivo ya mencionado que él defiende tanto: no está a favor de las tabacaleras, está a favor de una defensa digna para cualquiera en el país de las libertades.