Suecia es una nación monárquica y al igual que la familia real española, la realeza sueca es de descendencia francesa. Nuestra realeza es de la dinastía de los Borbonones y los suecos son de la dinastía de los Bernadotte. Esta casa real sueca fue fundada en 1818 por Jean Baptiste Jules Bernadotte, mariscal de Napoleón.
Los Bernadotte tienen una gran aceptación en su país, al contrario de otras monarquías como la inglesa o la monegasca, que ocupan constantemente portadas de revistas debido a sus constantes escándalos en forma de hijos ilegítimos, amantes y otras excentricidades.
El Rey Carlos XVI Gustavo (ver imagen) también es bastante bien aceptado en su nación, aunque cuando pregunto sobre la reputación del monarca, me comentan que sufre dislexia y que no es muy inteligente. Una vez firmó como “Calos” en vez de “Carlos,” y en otra ocasión durante una visita estatal a la monarquía absoluta de Brunei comentó que el sultán tiene una “relación muy abierta con sus ciudadanos”, olvidándose de que la libertad está bastante restringida en el sultanato.
Estos incidentes no quitan la buena reputación del rey, que sobre todo en el Tsunami apoyó a su pueblo. Suecia fue uno de los países más afectados por la catástrofe, debido a que Thailandia es un destino turístico muy elegido en los países del norte.
El monarca sueco se casó con Silvia Sommerlath, una azafata alemana-brasileña. La reina ha sabido mantener alto el estatus de la familia real, a pesar de recibir críticas por no tener un buen acento al hablar sueco, con su saber estar, elegancia y discreción. Dedica su tiempo a labores de beneficiencia.
Un rRasgo común que tienen España y Suecia es que la prensa suele machacar las respectivas parejas de los herederos. Doña Letizia no ha sido exactamente la princesa preferida del pueblo por haber estado casada, provenir de una familia de padres divorciados, poseer un carácter fuerte y carecer de sangre noble.
En el caso escandinavo, Daniel Westling, el novio de la futura heredera, tampoco ha sido todavía aceptado del todo. Entrenador personal de la princesa y ahora co-propietario de uno de los gimnasios más sofisticados de la capital, proviene de una familia humilde y sin un nivel de estudios demasiado elevado. Sin embargo, los pronósticos apuntan a que el empresario de la palestra será el futuro Rey Consorte de Suecia. Yo también me inclino a que habrá un matrimonio entre ambos. El tiempo lo dirá…