Querida Sevilla:
Ayer pasé por la puerta Jerez y vi la fuente de tu diosa Híspalis, una vez más, exenta y vulnerable en medio de las grúas y cubierta de polvo… milagro me parece que aún esté intacta sin un triste cartón que la proteja. No sé qué intereses habrá en juego para tenerte tanto rato así de intransitable, así de inhabitable, así de inaccesible. Te han sacado las tripas, todas a la vez, y a nadie se le ocurre poner turnos de noche para adelantar la faena con la fresquita. Parece que los hombres y mujeres que te rigen no quieren enterarse de que este tórrido verano quedará ya en tu Historia como el peor de los primeros del milenio.
El centro histórico agoniza y los comerciantes lanzan un SOS al Ayuntamiento. El turismo decae y hay problemas con los hosteleros, con los cocheros, con las asociaciones vecinales, con los bomberos, con las obras del metro… Los taxistas cuentan y no acaban el calvario que están pasando. El otro día me decía uno: ¿Es que aquí no hay dinero y ganas y fuerzas para hacer las cosas bien? Me da ya vergüenza de lo que está pasando, señora. Somos el hazme reír de toda España. Vamos, igualito que la valenciana y la catalana es esta realidad nacional.
Recuerdo a un poeta que te compuso estos versos en la distancia, movido por la tremenda añoranza que sentía al evocar tus noches estivales perfumadas de mirto y madreselva:
Ay si de pronto París se me volviera Sevilla
con su luna anaranjada…
Aquel viejo cantor hispalense hace ya varios años que habita este claro cielo tuyo, que todos perderemos algún día, porque todos vamos de paso. También los que ahora se creen tus dueños y te gobiernan de espaldas a la gente. Solo tú permaneces, amada ciudad, repartiendo el perfume de tu cálido embrujo a los que alertan los sentidos para saborearte.
Caminito de Jerez
me acordé de la Giralda
y me tuve que volver…
Esa linda coplilla del Pali es la que cantamos hoy los que nos vamos por unos días y queremos volver pronto con la esperanza de encontrarte en septiembre bella y renovada. Pero no caerá esa breva. Esos republicanos pos modernos que asientan sus bien remuneradas posaderas en el rojo terciopelo de tu regio salón de plenos están sordos y ciegos.