Midsommar, que significa mitad de verano, se celebra en Suecia el viernes del fin de semana más cercano al 24 de junio (día de San Juan), y consiste en festejar el día más largo del año. Es una de las fiestas más representativas del país y suele celebrarse tradicionalmente en el campo o al aire libre. Es un día muy esperado, debido a que los inviernos suecos son largos y oscuros, pero los veranos son cortos, luminosos y se viven muy intensamente.
La celebración de Midsommar consiste en que en un prado se levanta una cruz de mayo decorada con flores y plantas, y cada “brazo” de la cruz tiene una corona igualmente adornada. En torno a esta cruz la gente se junta para compartir bailes, juegos y cantar canciones folclóricas o populares.
Para unirme a la celebración de esta fiesta tan típica me fui al campo, un poco a las afueras de Estocolmo, donde la celebración empezó alrededor del mediodía. La comida que se sirvió incluía típicos platos suecos con pescado (especialmente arenque) y patatas, todo acompañado con aguardiente y cerveza. Como postre, pastel de nata con fresas. Había mucha música popular de acordeón y violín, gente vestida con el traje tradicional o con coronas de flores en la cabeza.
¡Algunos suecos me han comentado que al anochecer los más atrevidos se desnudan y se tiran al agua para nadar cuando el tiempo es muy bueno!
La celebración continuó hasta la madrugada. Pude presenciar el atardecer y el amanecer en un plazo muy breve de horas debido a que la oscuridad no dura mucho, ni es intensa, lo cual le da un halo muy especial a la celebración.
Y para terminar con la fiesta, también cumplí con la vieja costumbre que dice que las chicas deben coger siete flores distintas y colocarlas debajo de la almohada antes de acostarse para soñar con su futuro esposo. No se me ha aparecido nadie en mi sueño, pero ahora que lo pienso, no estuve en silencio al recoger las flores y la tradición así lo exige, así que otra vez será… ¡Saludos estivales y buen comienzo de verano!