Es difícil escapar del pasado

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Los aires difíciles

España, 2006. (100’)
Director: Gerardo Herrero.
Producción: Gerardo Herrero, Pancho Casal y Antonio P. Pérez.
Guión: Ángeles González-Sinde y Alberto Macías, basado en la novela homónima de Almudena Grandes.
Fotografía: Alfredo Mayo.
Música: Lucio Godoy.
Montaje: Carmen Frías.
Intérpretes: José Luis García Pérez (Juan), Cuca Escribano (Maribel), Roberto Enriquez (Damián), Alberto Jiménez (Nicanor), Carme Elías (Sara), Andrés Gertrudix (Alfonso), Antonio Dechent (Panrico), Pilar Castro (Charo).

Almudena Grandes cuenta (prácticamente) sus novelas por adaptaciones cinematográficas. Casi todas sus obras han sido (o lo van a ser en un futuro no muy lejano) versionadas y plasmadas en la gran pantalla. En esta ocasión, Los aires difíciles, que acaba de ser galardonada en el Festival de Málaga con la Biznaga de Oro a la mejor película, versiona la larga novela del mismo título sobre las segundas oportunidades, mezclando (igual que ocurre en el filme) tres tiempos históricos diferentes de manera un tanto anárquica.
La historia principal transcurre en un pueblecito de Cádiz, al que el doctor Juan Olmedo llega desde Madrid junto a su hermano disminuido y Tamara, su sobrina, huyendo de la traumática muerte de su cuñada, madre de la pequeña, que en el pasado, cuando Juan aún era un niño, fue su primera novia, pero que acabó abandonándole por su otro hermano, también recientemente fallecido, para tratar de olvidar y empezar de nuevo. Juan es un hombre roto, con un pasado que prefiere mantener oculto, al igual que Sara, su vecina de urbanización, también procedente de Madrid, con la que pronto trabará una amistad, basada fundamentalmente en la pequeña y en el hecho de que ambos huyen de su pasado. Los dos comparten asistenta, una andaluza que ayudará a Juan en este proceso de buscar una nueva vida.
La novela (en mi humilde opinión, la mejor de Almudena Grandes), por imperativos de guión y de tiempo, ha tenido que ser recortada, ya que su extensión daba para dos o tres películas, centrada cada una en uno de los tiempos narrativos que se entremezclan (en la película igual que en el libro, de modo arbitrario). Gerardo Herrero, que ya dirigió la adaptación de otra novela de Grandes, Malena es un nombre de tango, se mueve como pez en el agua en estos terrenos, con personajes rotos, marcados por un conflicto del pasado, centra la historia de la película en el personaje de Juan y en el territorio de Cádiz. Es una elección como otra cualquiera dentro del amplio espectro que supone el texto, y de hecho tiene previsto (aunque no sabe si podrá llevarla a cabo) realizar otra película con la historia de Sara, interpretada por Carme Elías, que aquí es apenas un secundario de lujo.
Los aires difíciles se queda en la retina por el realismo que desprende, por la humanidad que destila. Entiéndase bien: los personajes no son personajes, no son ficticios, en el sentido de que tienen sus debilidades, sus puntos flacos, sus miserias, no hay ni malos malísimos, ni buenos santurrones que sean los ‘héroes’ de la historia. Son personas de carne y hueso. Aunque no todos los integrantes del plantel actoral están a la altura, ya que solamente podríamos destacar las fantásticas recreaciones de que nos hacen partícipes Cuca Escribano y Pilar Castro (que, por cierto, si la memoria no me falla, no es la primera vez que destacamos como la mejor intérprete de la obra en cuestión), cuya actuación hace que la queramos después de todo.

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