Escribíamos el pasado año que «las fotografías son una ventana al pasado, a veces muy lejano. A través de ellas, podemos ver cómo eran los personajes, las modas, las costumbres, la vida cotidiana, en suma, de otras épocas».
Ciertamente esta ventana al pasado nos permiten viajar, recordar unos lugares que, por fortuna o por desgracia, han cambiado con el paso del tiempo. Pues bien, nuevamente nos vamos a asomar a esa peculiar ventana para admirar la antigua plaza de Alfonso XII (actualmente integrada en la plaza de los Jardines). Pero esta vez desde una perspectiva un tanto llamativa: desde lo alto de la torre de la parroquia.
La instantánea de esta ventana al pasado fue tomada en torno a 1914 y publicada en el tomo 18 de la Enciclopedia Universal Ilustrada de Espasa-Calpe, en su edición de 1915. Veamos qué edificios y elementos aparecen en ella y merecen ser reseñados.
1 Al frente, haciendo esquina con la calle Santa María Magdalena (llamada en otros tiempos de la Marea), se encontraba la antigua taberna de Juan Miguel Rubio-Barbero. Fue ésta una de las más destacadas de la Dos-Hermanas de la segunda mitad del XIX, famosa en el pueblo por su aguardiente de gran calidad.
2 Puerta principal de la Hacienda del Estudiante (se desconoce el origen de tan curioso nombre). Era una de las muchas haciendas que se encontraban en el interior de la población. A finales del siglo XIX y principios de la siguiente centuria era propiedad de Antonio García y García. A partir de la segunda década del siglo XX fue fragmentándose en pequeñas parcelas que fueron vendidas.
3 La casa de socorro, la primera que hubo en Dos-Hermanas, fue inaugurada en mayo de 1902, coincidiendo con los actos que se celebraron en la villa con motivo de la jura de la Constitución por parte del rey Alfonso XIII. Ocupaba el solar de las antiguas carnicerías públicas (matadero municipal).
4 Una de las pocas imágenes que se tienen del primitivo ayuntamiento, construido a mediados del siglo XVI y muy reformado en centurias posteriores. Poco más de diez años después de esta fotografía, el edificio sería derribado y sobre su solar se construiría otro de líneas regionalistas.
5 Aquí podemos apreciar una buena perspectiva del paseo de la plaza, todavía sin adoquinar. Palmeras, naranjos y bancos de hierro son la única decoración de este espacio que, durante el siglo XIX y hasta la creación del paseo de Federico Caro, era el lugar preferido de paseo y esparcimiento de los nazarenos. Presidía el paseo una artística farola de cuatro brazos, realizada en 1902 por la afamada Fundición San Antonio de Sevilla. El pedestal sobre el que descansaba el monumental candelabro fue construido en ladrillo bajo la dirección del maestro alarife Francisco Hidalgo Oliva.