Pablo Oñós nos ha hecho soñar con una nueva Romería de Valme. No podía ser de otra forma. Una persona que ha dedicado toda su vida a poner letra y música a la Virgen y su fiesta con sus canciones ha regalado al pueblo de Dos Hermanas un Pregón de Valme cargado de poesía, sentimientos y vivencias en torno a “la rosa del pregonero”, como definió a la Imagen fernandina su presentador, Juan María Ramírez Gutiérrez.
Y es que, en palabras de Juan María, Pablo es “un gran devoto de María, su modelo de fe”, y que se presenta como “un buen cristiano y un buen valmista”. Además, como recalcó en su presentación, el pregonero es “un gran enamorado de Dos Hermanas”, con “actitudes destacadas para la poesía”, un “artista de los que nos hacen falta, que sepan cantarle a Valme”.
Todos estos, ingredientes que se han dejado sentir de una u otra manera en el pregón de una hora de duración que ha pronunciado este domingo, día 13, en la Parroquia de Santa María Magdalena. Antes, tras ponerse ante al atril, Pablo se ha persignado y ha besado su medalla de cordón rojo y azul que llevaba al cuello.
Su pregón, antes del saludo a las autoridades presentes, ha comenzado con 11 minutos de poesía dedicada a Valme, a la que se ha dirigido para preguntarle “que hoy qué te digo yo a ti, si mi pregón sobraría, ya que, contigo delante no cabe poesía”. Acordando, a continuación, que la iba a nombrar “de la forma más sencilla, ya que me bastará con nombrarte… Hoy te llamaré Valme, aunque te llames María”, ha dicho.
Repaso poético a la Romería de Valme
Durante su disertación Pablo ha hecho un repaso minucioso y elegante de todos los elementos que conforman la devoción a Valme y su romería. Los ha presentado mecidos con sus versos y como si de una plegaria a la Virgen, en una tradición en la que, incluso, tienen cabida los silencios. Un silencio para acordarse de estas esas personas devotas que ya no están con Ella. “Sus nardos hoy llevan crespones negros, ya que ha esperado a octubre para su último duelo”. Se refería al diputado de cultos y protocolo de la hermandad, Jesús Ríos Sutil, fallecido recientemente a los 31 años de edad. Asegurando que “Jesús ya está en el Valme de los cielos”.
Como no podía ser de otra manera, Pablo Oñós se ha acordado del 150 aniversario de la venida definitiva de la Virgen de Valme a Dos Hermanas. Una efemérides que le ha servido para volver a poner en alza la indisoluble relación de la Protectora de Dos Hermanas con su ciudad. Y es que “el pueblo eres tú y tú eres el pueblo. Ni tu dejas a tu pueblo ni el pueblo te deja, madre, ya que sois un todo que romper no puede nadie”.
Por ello abogó por la fraternidad de su ciudadanía en temas tan polémicos como el de la prohibición de los cohetes, que “son aves marías lanzados al aire”. Pablo apostó por el entendimiento para que no haya “porfías”, pidiendo que se tiren “cohetes de letanías y de oraciones, ya que la pólvora nos sobra si se trata de quererla”. Y, “al que le moleste, regálale una medalla y llévalo a su carreta, además de hablarle de cosas de Valme”. Ya que, concluyó, “hay que sembrar mucho Valme y vamos tarde en la siembra”.
Los carreteros y los galeristas «artistas o ángeles»
Palabras muy bonitas las que tuvo Pablo Oñós con los carreteros y galeristas, a los que se refirió como “artistas o ángeles”, preguntándose si “es tanta vuestra fe como para hacer cada año ese jardín andante”. Ya que “es un te quiero a la Virgen vuestra carreta de Valme”. Como también lo hizo de los caballistas y amazonas de la romería, a los que se refirió como “el séquito del Rey Santo o los Guardianes de Valme”. A ellos, apuntó, “la Virgen os quiere a su lado, delante de su carreta, y el que no lo sabe, que aprenda y respete vuestro paso lento”. Añadiendo que “qué grande es ser caballista de Ella y que grande es llegar a los cielos de Cuarto, bajarme de la montura, como San Fernando, y decir “Valme”, Señora, al lado de mi caballo”.
Y es que la vida empieza y termina en un Domingo de Valme. Un sueño de romería en el que “la Virgen es siempre la misma, aunque a su carretera le falten acacias y olivos, pero le sobren puentes y pilares”. Todo pasa, explicó, “menos ella, que no deja de mirarte. Ella es todo, todo es Ella, lo demás, nada importante”.
Por ello, antes de la ovación final del público, Pablo Oñós, el pregonero, gritó a los cuatro vientos “qué bonito es ser valmista y sentir Valme el año entero. Te diré Virgen de Valme que te quiero. Déjame soñar que soy romero, déjame soñar que llegue el día, déjame soñar que es Valme de nuevo”.