El Hospital Universitario de Valme ha celebrado una mesa redonda dirigida al abordaje de dos enfermedades poco frecuentes, pero de una enorme mortalidad: la hemofilia adquirida y la trombocitopenia inducida por heparina.
Aunque se trata de patologías cuya prevalencia es baja (inferior al uno por ciento), son procesos muy graves y se hace indispensable su detección temprana para evitar las elevadas tasas de mortalidad en torno al 20.
La reunión fue organizada por la doctora Reyes Gutiérrez Tous, hematóloga especializada en la investigación de la enfermedad tromboembólica y responsable de la Sección de Hemostasia y Trombosis del Hospital, y participaron como conferenciantes el doctor Pascual Marco Vera, hematólogo del Hospital General de Alicante y responsable en España del Comité Europeo de Hemofilia Adquirida, y la doctora María José Gutiérrez Pimentel, responsable de la Unidad de Hemostasia y Trombosis del Hospital Virgen de las Nieves de Granada y coordinadora del grupo de trabajo de Coagulopatías de la Sociedad Andaluza de Hematología y Hemoterapia.
La doctora Gutiérrez subrayó que “ambas enfermedades tienen en común la dificultad de diagnóstico, puesto que al ser poco frecuentes demoran mucho su detección”. Asimismo, la organizadora del encuentro destacó la inespecificidad de los síntomas que ayuden al precoz diagnóstico: “mientras que en la hemofilia adquirida pueden producirse hemorragias que alerten de la enfermedad, la trombocitopenia inducida por heparina sólo se detecta a través de analíticas”.
Entre las consecuencias más graves, la hemofilia adquirida puede producir la muerte a través de hemorragia, mientras que la trombocitopenia inducida por heparina afecta a la circulación y, en algunos casos, deriva en la amputación de miembros y en el fallecimiento.