Más de 20 años rizando flores para la Virgen

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    FLORES VIRGENLa familia López Jurado es la encargada de rizar las flores que engalanan la carreta de la Señora

    Todo empezó por devoción y por una promesa de Ana López Jurado a la Virgen de Valme y ya llevan, ella y su familia, más de 20 años rizando las flores que engalanan la carreta de la Virgen cada tercer domingo de octubre. “Antes que nosotras, las flores las hacían los devotos que se ofrecían para estos menesteres, hasta que me ofrecí, por una promesa, a hacer las flores blancas” y hasta ahora, comenta Ana. La hermandad, encantada con su particular manera de pellizcar las flores, siguen confiando en esta tradicional familia de Dos Hermanas que lleva toda su vida haciendo flores para la romería, ya que, apunta López Jurado, “cuando niña vivíamos en la calle Melliza y allí, en verano, rizábamos las flores para la Virgen y la carreta de Arias, que era la reunión en la que siempre hemos ido”. Él fue el que nos enseñó a hacer los pellizcos, apunta la matriarca de la familia, madre de Ana, “usando solamente la yema de los dedos”.

    La contribución de esta familia a su protectora comienza una vez termina la Semana Santa, cuando la junta de gobierno les hace llegar a su casa de la calle Real Utrera cajas de cartón con 25 resmas de flores blancas y de la tonalidad correspondiente, en esta ocasión, rosa, cortadas con troquel y aprensadas. La primera labor consiste en limpiarlas y deshojarlas para comenzar con los pellizcos, dos por cada pétalo. Las primeras flores que se van haciendo guardan en cajas en un trastero de la casa familiar, con el sello personal, apunta Ana, de que las cajas “van perfumadas con pétalos de rosa”, aunque también las han ambientado con pastillas de Heno de Pravia y bolitas perfumadas. Allí aguardarán el siguiente paso, encerradas de día, para que la luz del sol no las estropee, y abiertas en la noche para que se aireen.

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    El siguiente paso es la elaboración del capullo de cada una de las flores. Para ello se doblan de cuatro a seis veces cada una de las piezas y se atraviesa con un alambre. La pieza se completa con otras cuatro flores más ensartadas en el alambre y sujetas con una lazada final. Las flores terminadas vuelven a reposar otra vez en una caja y para que no pierdan la fragancia se vuelven a perfumar con agua de rosas.

    Para esta laboriosa dedicación, la familia López Jurado no se encuentra sola, ya que además de los benjamines de la saga, encargados de trasmitir esta tradición tan nazarena, existe un consolidado equipo de mujeres, según Ana, mayores todas, que hacen de esta labor una razón para vivir.

    Una vez que terminan con el rizado de las flores de papel, tanto Ana López como su familia siguen muy de cerca la elaboración del montaje de la carreta, ya que, “después de tanto trabajo, la consideramos algo nuestra”. Por ello, tras disfrutar al máximo del tercer domingo de octubre, los López Jurado viven anhelando  una nueva primavera, cuando a la puerta de su vivienda llaman los emisarios de Valme con las flores de papel para la Virgen.

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