Titiriteros La Esperanza

Juan 1, 6-28

0

HOY AL TEATRO o al cine se va a mirar. Los actores actúan, los espectadores miran y se recrean con lo que ven y escuchan. No siempre fue así, cuando los titiriteros llegaban a una aldea y montaban su escenario, era para todo el pueblo una fiesta inesperada y de regocijo. Podía ser una obra costumbrista o, unos cuantos siglos antes, un auto sacramental, pero el público siempre ha sido parte del espectáculo: ya cantaban, ya bailaban con los actores, ya interpelaban -no siempre de forma educada- a los personajes.
La fe es, un poco, así. El protagonista de la Historia de la Salvación es Dios, y nosotros, con apertura de corazón, hemos de contemplar su acción en nuestro mundo y en nuestro interior; pero, como los actores medievales, Dios Padre pide nuestra participación en la alegría que él viene a traer a nuestro pueblo. Pide que con Él cantemos, que con Él bailemos, que con Él iluminemos las tinieblas y las sombras de la noche y de la tristeza. Cuando vemos la acción de Dios en los niños y los jóvenes, en los que sufren, en las situaciones que reclaman su salvación y su gracia, nuestro corazón se ensancha de esperanza e inmediatamente nos ponemos en sintonía a actuar con Él.

La encarnación y la resurrección de Cristo son prenda de nuestra salvación. Pero Dios te invita a que llenes, con Él, de alegría nuestro mundo. Con tu solidaridad, con tu cercanía con quien sufre, con tus palabras y con tus miradas. Como una embarazada que siente que el niño crece en ella sin que sepa cómo, pero que sabe que tiene el deber de cuidarlo. Así es, también, nuestra vida: esperanza activa y expectante.

- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!