Conde se fue con las manos vacías y Benítez madura en el coso nazareno
Los toros en la Feria de Dos Hermanas no terminan de cuajar, por mucho interés que la empresa organizadora ponga en confeccionar un buen cartel para una buena tarde de toros. El cartel de la Feria 2007 enganchaba con sólo ver los nombres de los diestros que en él figuraban: el malagueño Javier Conde, el gaditano José Antonio Canales Rivera, y el matador nazareno Juanma Benítez. Sin embargo, el sofocante calor que caía sobre el tendido portátil provocó que la plaza no registrara el lleno esperado, aunque se completaron las tres cuartas partes del aforo. El resto lo pusieron unos toros con poco brío, salvo excepciones, que jugaron malas pasadas a los toreros, sobre todo a Conde, que se fue de Dos Hermanas con las manos vacías y con abucheo incluido.
Sol y sombra
Conde, de blanco y azabache, fue el encargado de abrir la tarde y obtener los primeros aplausos, ante sus jaleos al toro de “vámonos, que estamos en Sevilla”, que se fueron apagando al unísono de una faena aburrida que se saldó con dos pinchazos y una estocada. Igual suerte corrió en la segunda ronda, en la que un astado poco despierto y un torero poco entregado enervaron el ánimo de los presentes que increpaban al torero malagueño, mientras se afanaba en la tarea de matar al toro, con poco tino.
Mejor suerte corrió el televisivo diestro gaditano, Canales Rivera, de grana y oro. Tras dedicar su primer toro de la tarde a Pepe Pichardo, el que fuera hombre de confianza de su tío, Paquirri, el diestro derrochó casta y valentía en una faena que le concedió, además de dos orejas, aclamadas por un público en pie con los pañuelos, un buen susto al tener un encontronazo con el astado que lo tumbó sobre el albero. Recuperado, Canales regaló a la afición nazarena una segunda faena también memorable que no se vio recompensada por la presidencia, que castigó al diestro sin premio. Abucheo del público presente ante tan antipopular decisión.
Pero sin duda, el protagonista de la tarde fue Benítez, torero local, quien puso en evidencia un toreo más maduro y asentado, pausado y con pizcas de arte, que gustaron a su pueblo. Fue una de las mejores tardes para el diestro nazareno de las que se recuerdan en la feria. Como prueba de ello, Juanma se llevó a casa tres orejas y dos vueltas al ruedo, arropado por el cariño de sus vecinos.
Rejoneo de renombre
Aunque suele aparecer eclipsada por la corrida de toros, la de rejones también atrae la atención de un buen número de aficionados a la fiesta, sobre todo si visitan la ciudad figuras de la talla y el renombre de Joao Maura, Diego Ventura o Fermín Bohórquez.
