Los pasos con que el tiempo va avanzando
trazando con su huella nuestra historia,
estrellan aerolitos de memoria
en hitos que los van alimentando.
De toda la locura de estos días
destaca con luz propia, Nochevieja,
esperando cobrar a tocateja
el peaje del paso al año nuevo,
que al son de campanadas halagüeñas
y envuelto en cantinelas navideñas,
anuncia cada poso del relevo.
Así nos llegarán las campanadas,
las uvas, los deseos, las promesas
y chispas de champán que, cual pavesas,
elevan a la magia del momento,
regresando después la realidad
vestida de resaca a Navidad
que en muchos es constante en este cuento…
Por mi parte, prefiero la resaca,
las uvas y las mieles que destilan
los libros que en la Almona nos perfilan
la historia y el pasado nazareno:
no encuentro campanada más precisa
que un libro por regalo y por premisa
sirviendo de antesala al año nuevo.