Lo mismo que el rebufo de ballena
se divisa en lo inmenso de la mar,
así se intuye ya la Navidad
de entre un nuevo diciembre que se estrena
al son de cada luz, cada poema,
cada arbolito chino que adornar,
cada rito cansino que tragar
y cada detallito de la escena.
Y a más de tanto exorno preparado
me temo que este año se ha colado
en la carta de reyes, bajo el sobre,
a la crisis sentida que, curiosa,
se ha sentido al calor de la grandiosa
llegada del Amor entre los pobres…