Aún resuena el aplauso unánime con el que la ciudad de Dos Hermanas reconoció este martes, día 25, en el teatro municipal, la entrega de la medalla de oro de la ciudad que concedió el Ayuntamiento a Santa Ana por el V Centenario fundacional de su hermandad. Fue una jornada muy de la Patrona, como de 26 de julio, pero en abril, ya que era el día más caluroso de esta extraña primavera que estamos viviendo con temperaturas más propias del periodo estival
El acto estuvo presentado por Francisco Muriel Rivas, quien supo conducir, como siempre, con excelencia un evento de esta índole, al que se dio formalidad con la lectura del acta del pleno en el que se aprobó la concesión de esta medalla. Fue la secretaria de la Hermandad de Santa Ana, Ana Martos García, la encargada de dar lectura al texto en un acto en el que las mujeres tuvieron un especial protagonismo, ya que fue otra mujer, la hermana mayor, Eva María Ramírez la encargada de recibir esta distinción de manos del alcalde, Francisco Rodríguez. Fue en ese momento cuando se escuchó el primer aplauso unánime del público presente en el teatro municipal de la ciudad, que en pie, aplaudió a una emocionada hermana mayor.
Previamente, se hizo entrega a los hermanos mayores que ha tenido Santa Ana y que siguen con vida una insignia conmemorativa del V Centenario de esta corporación. Subieron al escenario Agustín García Gandullo, Antonio Gavala y Rafael Moreno.
Aplaudido discurso de la hermana mayor
Un aplauso unánime también recibió la intervención de la hermana mayor. Eva María Ramírez comenzó su discurso con un fragmento que escribía Fernán Caballero en el siglo XIX, «pero cualquiera de nosotros podría repetir sus palabras hoy: ved la imagen que nada ha podido deteriorar, ni la humedad de la tierra, ni el polvo del aire, ni la carcoma del tiempo…«. Porque el tiempo, añadió, «se duerme en la Capilla de Santa Ana, porque su devoción es atemporal, porque las generaciones de nazarenos se han ido sucediendo durante siglos».
Sin embargo, «Ella ha permanecido desafiando a ese tiempo que se aletarga en su regazo porque Ella es el origen de lo que somos: hombres y mujeres del presente que miran el pasado con orgullo para dejar el más hermoso de los legados a los que vendrán en el futuro: el amor a su Patrona, Santa Ana, la vecina más longeva de Dos Hermanas». Es a «nuestra Bendita Abuela, a nuestra Excelsa Patrona, el honor de nuestro pueblo…a la que hoy se le concede la más alta distinción que otorga el Ayto. de Dos Hermanas: la Medalla de Oro de la Ciudad».
Y era, puntualizó la hermana mayor, «al igual que el monumento que ya luce en nuestra calle, una cuestión de justicia porque nadie más que Ella se merecía tan alta distinción pues sin Ella no seríamos lo que hoy somos: una gran ciudad que vuelve la vista atrás para hallar sus señas de identidad en una cueva cuya tierra rezuma vida, la vida que nos hizo nazarenos y que todavía fluye generosamente para quien a ella se acerca».
Por ello, Eva María quiso aprovechar el momento para «dar las gracias a todos los que, de un modo u otro, nos estáis ayudando a vivir y celebrar este V Centenario con la solemnidad y la grandeza que nuestra Patrona se merece». Teniendo especiales palabras para el alcalde, Francisco Rodríguez, «porque ha sido él el gran artífice de este momento histórico, haciendo suya esta petición que nuestra hermandad le llevaba cuando apenas hacía unos días que había tomado posesión de su cargo». En él, aseguró, «encontramos, más que la solicitud de un servidor público, la ilusión y el empeño de un nazareno más que se entusiasma con las cosas de su pueblo y que se emociona con todo lo que le hace revivir sus raíces nazarenas».
También agradeció al Consejo de Hermandades y Cofradías y a todas las hermandades de la ciudad, «por el apoyo recibido en esta iniciativa»; a todos los párrocos de Dos Hermanas, «en especial, a nuestro director espiritual, Manuel Sánchez de Heredia, «por aprovechar cualquier coyuntura para alimentar su devoción»; a todas las entidades y particulares que «se volcaron en la recogida de firmas que debía apoyar nuestra petición»; a «mi junta de gobierno, por su entrega y su trabajo, impregnado siempre del amor sin límite a su Patrona y a mi Grupo Joven, la ilusión de cada día de esta Hermandad»; y gracias «a todos vosotros, mis paisanos».
En definitiva, sentenció, «esta medalla que hoy recibe nuestra Patrona Santa Ana es la que su pueblo, tan dignamente representado por su alcalde y por toda la corporación municipal, le concede, reconociéndola así como lo que siempre ha sido: el santo y seña del pueblo de Dos Hermanas, la imagen que nada ha podido deteriorar, ni la humedad de la tierra, ni el polvo del aire, ni la carcoma del tiempo… «.
Cierre del acto del alcalde
El acto lo cerró el alcalde con unas palabras. Francisco Rodríguez definió esta jornada «como uno de los días más trascendentales de la historia reciente de Dos Hermanas, ya que no hay una medalla de oro de la ciudad más merecida que la que se concede hoy a Santa Ana». Y es que Ella «es el origen de todo y, como abuela, sinónimo de sabiduría, es la que guarda las señas de identidad del pueblo». Por lo que, añadió, «era de justicia que su pueblo reconociese con esta distinción a su Patrona, una medalla que se otorga, en definitiva, a todos y todas las personas de esta ciudad».
El alcalde quiso agradecer a todos los presentes, «y los que no han podido estar, pero les hubiese gustado», porque «representáis al pueblo«, poniendo «cada sector pone la nota que hace posible que suene la música, que se construya ciudad cada día y podamos vivir en un municipio como el de Dos Hermanas».
Marchas nazarenas para Santa Ana
La nota musical del evento lo puso la Banda de Música de Dos Hermanas Santa Ana que interpretó, al principio y fin, dos marchas dedicadas a la patrona. Fueron dos composiciones de autores nazarenos. La primera, A Santa Ana, de Fulgencio Morón, y la última, la que cerró el acto, antes de los himnos, Nazarena y Patrona, de José Ramón Lozano. Cerrando el acto con un aplauso unánime.