Desde la década de los 70, las puertas de la Parroquia de Santa María Magdalena no se abrían un Domingo de Gloria para que procesionara la talla de Jesús Resucitado. Medio siglo después, un Domingo de Resurrección, el titular de la Hermandad del Santo Entierro ha vuelto a salir por las calles de Dos Hermanas para anunciar que Jesús Resucitó de entre los muertos.
Una jornada histórica para la Semana Santa nazarena y que ha despertado mucha expectación entre los numerosos cofrades que se congregaban en el entorno de la Plaza de la Constitución. Pasada las 12:30 horas, las puertas del templo se abrían para dar paso a un cortejo, sin nazarenos, de hermanos y hermandas con cirio. También ha participado una representación municipal encabezada por el alcade, Francisco Rodríguez García, así como el presidente del Consejo de Hermandades, Fran Alba Claro.
El Cristo, una talla de finales del siglo XVIII o principios del siglo XIX, aparecía en Los Jardines, arropado por los cantos litúrgicos de la Asociación Musical RC. Tras su salida, el Señor Resucitado, sobre el paso de plata de Santa Ana con un exorno de flores blancas, contó con el acompañamiento musical de la Banda de Música de Dos Hermanas Santa Ana, con un elegante repertorio de marchas.
Con el repique de las campanas parroquiales siempre de fondo, la comitiva rodeó la plaza antes de proseguir su recorrido, con una primera parada en la Capilla de Santa Ana. El Cristo siguió por Purísima Concepción, Plaza de El Emigrante, Canónigo, San Luis, Nuestra Señora de Valme y llegada de nuevo a la Plaza de la Constitución para su entrada. Lo hacía tras cumplir su cometido de anunciar por las calles de la ciudad que Jesús Ya resucitó.
Santo Entierro antes del Jesús resucitó
De esta forma, la Hermandad de Santo Entierro volvía a poner la guinda a una Semana Santa de pleno de cofradías en la calle y marcada por las altas temperaturas. El Sábado Santo, antes de vivir esta jornada histórica, volvía a poner en la calle el Santo Entierro de Cristo, conformando uno de esos cortejos que no se deben perder por cualquier calle de Dos Hermanas.
Desde el muñidor que abre el cortejo con ese tañir de campaña que atraviesa el alma hasta al último músico de la Banda de Tejera, con sus marchas fúnebres para la Virgen de la Soledad, todo es digno de contemplar en una de las cofradías más antiguas y elegantes que procesionan por las calles de Dos Hermanas.
Una cofradía para las personas a las que les gusta los detalles y el protocolo, que tan bien sabe cumplir el Santo Entierro nazareno, como la representación de la Policía Local y Nacional o de la corporación municipal del Ayuntamiento, presedida por el alcalde Francisco Rodríguez García. Aunque lo que más suele llamar la atención entre el público, como ocurre en el cortejo de Amargura, son las representaciones de las Tres Marías, la Santa Mujer Verónica y las Virtudes Teologales, como son la Fe, la Esperanza y la Caridad.
El Santo Cristo Yacente de Miñarro procesionó sobre su paso de madera de caoba de estilo barroco, exornado con un friso de lirios morados. El palio de cajón de terciopelo negro de la Virgen de la Soledad, la dolorosa de autoría y tiempo desconocido, se exornó, como ya es tradicional, con elegantes y sencillos claveles blancos en esas jarras de entrevarales con formas cónicas.
Para la ocasión, el paso de Virgen estrenaba un nuevo llamador con forma de dragón que ha confeccionado el Taller de Orfebrería Juan Lozan, además de un juego de dalmáticas, dos navetas del siglo XIX y una corona de espinas. Tras completar su estación de penitencia, Santo Entierro se preparaba para un domingo en el que volverían a las calles con el mensaje de que Jesús resucitó.