Hernán Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano (1485-1547) es uno de los personajes más trascendentales de la Historia de España del siglo XVI y, a la vez, uno de los más controvertidos. Nacido en la localidad extremeña de Medellín en el seno de una familia hidalga de una modesta riqueza, tras realizar estudios de Leyes en Salamanca, decidió pasar a las Indias en busca de mejor fortuna. Tras sus estancias en la isla de La Española y en Cuba e ignorando las órdenes del gobernador de esa última isla, Diego Velázquez de Cuéllar, llegó a Tierra Firme, y tras tejer una serie de alianzas con los pueblos indígenas sometidos a los aztecas (gracias a la inestimable ayuda de la indígena apodada “la Malinche”), logró en 1521 conquistar Tenochtitlan, capital del imperio azteca.
Consiguió el título de Marqués del Valle (de Oaxaca) y protagonizó numerosas expediciones por lo que entonces ya empezó a ser conocida como la Nueva España, y aunque falleció en la localidad sevillana de Castilleja de la Cuesta, sus restos descansan, olvidados, en una humilde y sencilla sepultura del hospital de Jesús Nazareno de México.
Cortés tuvo extensa prole. De sus dos matrimonios, solo del contraído con Juana Ramírez de Arellano y Zúñiga, hija del II conde de Aguilar de Inestrillas y sobrina del duque de Béjar, tuvo descendencia legítima: Luis (1530), Catalina (1531), Martín (1533-1589), que heredaría el título nobiliario, María (c.1534-¿?), Catalina (1536-1565) y Juana Cortés de Zúñiga (1538-¿?), casada con el II duque de Alcalá de los Gazules, como veremos más adelante.
Pero también tuvo numerosos hijos ilegítimos, cinco en total. De todos ellos destacaremos a Martín Cortés, llamado igual que su hermanastro y sucesor de Cortés en el marquesado. Este Martín Cortés ilegítimo fue fruto de la relación del conquistador con la ya mencionada “Malinche” (en náhuatl Malintzin), castellanizada como doña Marina (c.1500-c.1529). Nacido en torno a 1522 en Coyoacán, fue el segundo hijo de Cortés, legitimado junto con sus hermanastros Catalina Pizarro y Luis Cortés de Hermosillo por una bula del Papa Clemente VII en 1528. Considerado uno de los primeros mestizos de la Nueva España, desarrolló prácticamente toda su vida en Castilla, dedicándose a las armas.
De su matrimonio con Bernardina de Porras tuvo dos hijos, Ana Cortés y Hernando Cortés de Monroy. Pues bien, este último, nieto del famoso Hernán Cortés estuvo en Dos-Hermanas en 1580, sin que sepamos la duración de su estancia nazarena. Solo sabemos que el 12 de mayo de 1580 compareció ante Juan de Poza, escribano público de la villa, para otorgar escritura de poder. Declaró ser alférez de la compañía de don Francisco Carvajal, y otorgó poder a su cuñado Juan Bautista de Hermosilla y a su hermana Ana Cortés (casada con el anterior), vecinos de México, para cobrar a don Juan Cortés, de la misma vecindad, mil pesos de plata de tepuzque que debía recibir por una manda testamentaria que hizo a su favor su tía doña Leonor Cortés, también vecina de México, e hija ilegítima del conquistador, habida de sus relaciones con Tecuichpo Ixcaxochitzin (c.1509-1550), bautizada con el nombre de Isabel Moctezuma e hija del huey tlatoani Moctezuma Xocoyotzin. Esta escritura pública es la única prueba que tenemos de la estancia del nieto de Hernán Cortés en nuestra ciudad.

Y volviendo la vista a la ya citada doña Juana Cortés de Zúñiga, como dijimos, casó con el II duque de Alcalá de los Gazules, don Fernando Enríquez de Ribera (¿?-1594). De este matrimonio hubo cuatro hijos: Fernando (que sería IV marqués de Tarifa), que moriría antes que su progenitor, por lo que no heredó el ducado; Juana, que casaría con el IV marqués de Priego; Catalina, casada con el III duque de Osuna; e Inés Enríquez de Ribera. Todos ellos pasaron largas temporadas en las décadas de 1570-1580 en el heredamiento de Villanueva del Pítamo, propiedad del ducado de Alcalá, y ubicado al norte del término municipal nazareno, donde hoy se alza la hacienda del mismo nombre. Allí huían del sofocante verano sevillano, y de vez en cuando venían a Dos-Hermanas, sobre todo cuando el duque tenía que otorgar alguna escritura pública.
De todos esos hijos de los duques de Alcalá, nietos por vía materna de Hernán Cortés, quien tuvo una mayor vinculación con Dos-Hermanas fue Catalina Enríquez de Ribera y Cortés (c.1568-1635). Esta dama sevillana sintió gran devoción por Señora Santa Ana, patrona de nuestra ciudad. De sus estancias en Dos-Hermanas conoció esa devoción, y ya en abril del año pasado tuvimos ocasión de estudiar una interesante donación que hizo Catalina Enríquez de Ribera en 1595 (casi coincidiendo con su matrimonio con el duque de Osuna) a la Imagen de la patrona: una lámpara de plata cuyo paradero actual es un completo misterio.
En definitiva, de esta manera, a través de algunos de sus nietos (uno ilegítimo y otros legítimos) Hernán Cortés, conquistador del Imperio Azteca, estuvo presente en la Historia de Dos-Hermanas.
