(Lucas 4,14-21) EL VIERNES PASADO los chavales de la confirmación tuvieron una catequesis que presentaba la catequista con una frase de san Jerónimo: “Desconocer las Escrituras es desconocer a Cristo”. Los católicos hemos cometido el error de pensar que podíamos creer en Cristo sin conocer las Escrituras, sin rezar con la Biblia. Y sin su vida y sin su palabra reducimos a Cristo a una imagen a la que presentar nuestros deseos y necesidades.
Reducimos la fe a lo que tiene de confianza en la bondad de Dios, pero nos privamos de acoger el sentido profundo y la luz que trae para nuestra vida. En vez de acoger el impulso de su Espíritu para vivir su llamada y colaborar con su misión, tenemos la tentación de utilizarlo para lo que a nosotros nos interesa.
Abre alguno de los evangelios; busca un texto pequeño en el que Jesús hable a sus discípulos, o ayude a alguna persona en dificultad, o cuente una parábola; reléelo con tranquilidad y busca una luz para tu vida. No pretendas comprenderlo todo; no te entretengas en lo que no entiendes; busca la luz que Dios tiene para ti en esas palabras de Cristo, y acógela con humildad. Quien se acerca a la Escritura, se acerca a Cristo y se llena de la luz que trae a nuestra vida.
No es complicado; no es difícil; solo hay que leer un texto pequeño con fe y humildad, con el deseo profundo de conocer a Cristo para seguirlo y tenerlo como maestro.