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Tanto la vida de Manuel Delgado Cruz como la de su familia pertenecen a la Virgen de Valme y así quedó reflejado en el pregón de la romería 2024 que pronunció este domingo, día 13, en la Parroquia de Santa María Magdalena. Una extensa e intensa disertación de unas dos horas de duración que se convirtió en una ofrenda a la Virgen con la que el pregonero abrió de par en par las puertas de su corazón a su Madre y le entregó «todo lo que abarca mi amor a su devoción».

Familia y Valme fueron los dos pilares fundamentales sobre los que sustentaron esta exaltación de amor de un hombre que, desde que nació, hace 57 años lleva «un nombre de cinco letras grabado a fuego en su corazón». Todo gracias a unos padres que le inculcaron desde pequeño esta devoción a la Virgen . Por ello, el pregonero llevaba dos medallas de Valme, la suya y una más gastada por el paso de los años que perteneció a su padre. Fue a él al que le dedicó el pregón con una frase que se repitió al principio y al final, «va por ti papá». Lo hizo tras colocarse tras un atril, recubierto con un gallardete rojo y azul con los emblemas de castillos y leones y la flor de lis, con una cesta con flores de papel blanca a sus pies y, en la mesa del agua, un ramillete de flores rizadas rojas y blancas, como las que lucirá la Virgen este año en su carreta.

Además, Manuel Delgado Cruz fue presentado por su hija, Macarena Delgado Cuajares, quien aseguró que «hablar de Manuel es hacerlo de su amor a Valme«, pero, antes de hacerlo, «tengo que hablar de mi padre y eso no es una tarea fácil». Fe, esperanza y amor son los tres pilares, según explicó su hija, que rigen la vida del pregonero de Valme y «hoy vamos a poder escuchar lo que para mi padre es Valme».

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Un pregón en el que, como no podía ser de otra manera, tratándose de uno de los principales trovadores de la Protectora de Dos Hermanas, la música tuvo mucho protagonismo. Él mismo empezó dedicando una letra cantada a la Virgen y el Coro de Valme, al que perteneció junto a su mujer, intervino en varios momentos del pregón, con alguna sorpresa para el pregonero. Como cuando interpretaron una de sus composiciones, Mira qué guapa va, con un solo de Maribel Lozano con su hijo, Antonio. De nuevo la familia. O al final, cuando los antiguos integrantes del coro, entre los que se encontraba su mujer Macarena, le regalaron una canción.

En este repaso por vida en Valme, Manuel miró al pasado, acordándose de la figura de las abuelas, rizando flores en las puertas de su casa, pero también miró al futuro a través de la figura de tres niños: Antonio, Romeo y Martín, que «tienen la responsabilidad de engrandecer el nombre de la que nos cobija». A ellos les pidió, ahora que se cumplen 130 años de esta celebración que «conviertan su voda en una romería para que la virgen no esté nunca sola», pensando siempre que es un «día de fiesta más ni una devoción fortuita».

Manolo también tuvo bonitas palabras para Dos Hermanas, «ciudad donde Valme se quedó al amparo de Santa Ana para que su hijo estuviera al amparo de su abuela». Una tierra con pasado y que, «si es fértil es gracias al trabajo de su gente, personas humildes y sencillas que forjaron nuestro pueblo como la tierra de la bendita Virgen de Valme».

No podían faltar en un Pregón de Valme los verdaderos artistas de esta romería. El pregonero destacó la labor de las camareras, con una detallada y bonita relación de los diferentes mantos que tiene Valme, «que son trozos de la vida de los nazarenos»; de los carreteros de la virgen a los que definió como «imagineros de Valme»; o del coro de la hermandad, que «disfruta rezando por sevillanas», al que dedicó bonitas palabras, haciendo uso de las frases más célebres de sus canciones. Pero también tuvo unos versos para la Madre Trinidad, fundadora de la Obra de la Iglesia, «una mujer sencilla y orgullosa de sus raíces, a la que agradeció su difusión de la devoción a Valme por todo el mundo.

Uno de los momentos más especiales, casi al final del pregón, fue cuando de quien se acordó fue de los valmistas que ya no están entre nosotros, planteando la necesidad de que exista una Romería de Valme en el cielo. Con el nazareno Juanlu de Castro al piano, Manuel fue haciendo una extensa y completa mención de todos esas «personas buenas que proclamaron en la tierra tu realeza«. Todas ellas participaron en una improvisada celebración de un mes de octubre muy especial con sus cultos, pregón y romería. Todos ellos, por un momento, volvieron a la vida en las bonitas palabras del pregonero, los rescató del cielo para que volviesen a Dos Hermanas un tercer domingo de octubre y poder disfrutar de uno de los días grandes de su ciudad. Como también recuperó, ya en los últimos compases del pregón a la figura de su padre, ya que «hoy vuelvo a ser ese niño al que cogiste en brazos y le enseñaste a rezar a la Virgen de Valme en el Sagrario».

Al finalizar el acto, la Hermandad de Valme hizo entrega a Manuel Delgado Cruz de un cuadro, de manos de su hermana mayor, Isabel María Caballero Holgado, y el Consejo de Hermandades y Cofradías, una placa, entregada por su presidente, Fran Alba Claro. Los antiguos integrantes del coro le dieron un ramillete de nardos y una flor de papel rizada de oro. El acto contó con la presencia del alcalde de la ciudad, Paco Rodríguez, y del párroco de Santa María Magdalena, Manuel Sánchez de Heredia.

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