Los especialistas de la Unidad de Dermatología del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa de Sevilla precisa que el fotoprotector es una herramienta más, por lo que no debemos plantearlo como la única medida de protección ante el sol, apostando por buenos hábitos de exposición al sol. Además, puntualiza que el cáncer de piel (en los últimos años, la detección de este tipo de cáncer se ha incrementado un 40% en España) se puede prevenir en gran medida, ya que, aunque la predisposición genética no es modificable y es un factor muy importante, uno de los principales factores de riesgo que sí es modificable es la exposición a la radiación ultravioleta.
En este sentido, Luis Ortega Berbel dermatólogo de la Unidad de Dermatología del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa matiza que la radiación UV altera y produce mutaciones en el ADN de las diferentes células de la piel (queratinocitos, melanocitos…) que se van acumulando y a largo plazo llega a generar cáncer de piel.
“La principal medida y a la par la más simple y económica es, sin duda, limitar todo lo posible el tiempo de exhibición al sol en las horas centrales del día, que en verano en España es la franja horaria comprendida entre las 11:00 y las 17:00 horas”, apunta el especialista. Si se va a realizar una exposición en estas horas, bien por motivos recreativos o por obligaciones laborales, “debemos protegernos con barreras físicas: sombreros de ala ancha o gorras con visera, ropa de manga larga (si por ejemplo vamos a hacer senderismo) y gafas de sol con filtros UV. Ya en tercer lugar podemos colocar a los protectores solares”, subraya.
Fotoprotectores con filtros físicos
Al hilo, Ortega Berbel indica que “dentro de los fotoprotectores aquellos que contengan filtros físicos deberían ser posicionados en primer lugar, sobre todo en las primeras etapas de la vida.” Asimismo, subraya que a la hora de elegir un fotoprotector en un niño debemos tener en cuenta que en menores de seis meses no se recomienda ni la exposición solar directa ni el uso de filtros solares. Por lo tanto, la mejor opción, según el especialista, es protegerlos con ropa y evitar la exposición en las horas centrales del día. “Entre los seis meses y los tres años se recomienda usar fotoprotectores con filtros físicos, ya que a estas edades la piel es aún muy inmadura y hay un alto grado de absorción de algunas moléculas que componen los filtros químicos. A partir de los tres años sí pueden usarse los filtros químicos”, recalca.
Por otro lado, el doctor recuerda los peligros de la sobreexposición solar, “de forma inmediata, tras una exhibición excesiva aparecerá una quemadura solar, que puede ir desde un enrojecimiento leve de la piel hasta la aparición de ampollas. Sin embargo, es bien conocida la memoria de nuestra piel, por lo que, si estas quemaduras se repiten, y sobre todo si tienen lugar en la infancia, pueden llegar a aumentar el riesgo de cáncer de piel como el melanoma o el carcinoma basocelular”. Otros trastornos relacionados con la radiación UV «son el envejecimiento prematuro de la piel, aparición precoz de arrugas, manchas no deseadas y aspecto apagado de la piel, además de aumentar el riesgo de cataratas y la degeneración de la mácula de la retina”, remarca Luis Ortega Berbel.
“Si la quemadura solar es leve y solo hay enrojecimiento tendremos que aplicar emolientes (cremas hidratantes) varias veces al día. También nos va a ayudar a reducir la inflamación aplicar frío local en las zonas afectadas. En el caso de quemadura solar más grave con formación de ampollas, es recomendable consultar con un médico”, concluye Ortega Berbel.