Mc 13,33-37
- ENTONCES, JOSÉ, ¿para cuándo esperáis al niño?
- Muy pronto faltan solo algunas semanas.
- Ya estaréis nerviosos preparándolo todo. Tener un hijo es una ilusión grande. Yo creo que verdaderamente más grande no hay otra.
- Sí; estamos muy ilusionados, pero a la vez preocupados. Tener un hijo es una responsabilidad, y cuando son tan pequeñitos y tan frágiles, y sin saber decirte lo que les pasa o dónde les duele si se ponen malitos…
- Bueno, bueno; quizás es peor cuando ya saben hablar y salen y entran solos… Oye, ¿cuándo os mudáis al piso? Porque vivir en la habitación de un piso compartido y con un niño pequeño tiene que ser un lío.
- Ya estamos mudándonos. El piso es pequeño, pero por lo menos tendremos una cocina y un cuarto de baño para nosotros solos. La verdad es que lo estamos preparando todo con mucha ilusión. María y yo hemos hablado con su madre y le hemos pedido que no fume en el piso cuando se quede cuidándonos al niño, que no es bueno que el pequeño se críe con esos vicios a su alrededor. Yo ya lo he dejado. También hemos decidido dejar de hablarnos en un tono tan alto. Tú ya sabes las voces que doy yo para cualquier cosa. Y me dice María que el niño, en su vientre, se pone nervioso cuando escucha voces grandes… Intentaremos ser unos buenos padres.
- Vais a ser unos padres magníficos. María y tú os queréis mucho y sois muy buenas personas. Ya verás como todo va muy bien. ¿Qué nombre habéis elegido para el niño?