En el marco de la celebración del Quinto Centenario de la redacción y constitución de las primitivas Reglas de la hermandad de Señora Santa Ana, y en este mes, septiembre, cargado de actos y actividades para conmemorar tan importante efeméride, hemos querido centrar nuestra atención en un aspecto importante de la devoción a la Santa Abuela de Cristo en la localidad: su patronazgo sobre la ciudad (anteriormente, villa) de Dos-Hermanas.
Su nombramiento como “Patrona de la villa de Dos-Hermanas” no fue sino el resultado de la especial e intensa devoción que sintieron los nazarenos hacia la Madre de María. No en vano, desde al menos el siglo XV fue la principal de la población, junto al culto al Santísimo Sacramento. Es cierto que a lo largo del Quinientos hubo otras devociones importantes en Dos-Hermanas, como las de la Santa Vera-Cruz, Santa Catalina y, en menor medida, Santa María Magdalena (todas ellas con sus respectivas cofradías). Pero ninguna de ellas llegó a tener la fuerza y relevancia de la de Santa Ana, que se llegaría incluso a vincular con los orígenes de la propia población (el licenciado don Juan Ponce de León con su versión de la leyenda de Santa Ana y las dos hermanas de finales del Quinientos no hizo sino recoger esa tradición que ya existía en tiempos de sus abuelos).
Pues bien, no sabemos en qué fecha tuvo lugar tal nombramiento oficial, si es que verdaderamente se produjo, de Señora Santa Ana como Patrona de la villa de Dos Hermanas. Tuvo que ser en los últimos años del XVI o principios de la siguiente centuria, aunque la primera alusión al patronazgo de la Santa Abuela de Cristo aparece recogida en el acta del cabildo celebrado por el concejo nazareno el día 13 de julio de 1611, y dice así: “En este cavildo de conformidad de todos acordaron que atento a que esta dicha uilla tiene por Patrona a Señora Santa Ana y que todos los años se a hecho y haze fiestas solenes (sic) […]”. A finales de la década de 1630, encontramos otras dos referencias al patronazgo. Una de ellas la vemos en el testimonio que en 1637 realizó el escribano público Luis Cornejo del depósito del cuerpo de doña Lucrecia de Figueroa, esposa de don Francisco de Guzmán y Rivera, corregidor de la villa [1636-1637], en la capilla de Santa Ana, y es ésta: “Estando en la yglesia de Señora Santa Ana, Patrona desta villa de Dos hermanas […]”. Y un año más tarde, la nazarena Ana Isidro Núñez otorga su testamento, mandando que se dijesen “otras quatro misas en la yglesia de Señora Santana, Patrona desta uilla”.
Las siguientes referencias al patronazgo de Santa Ana son más conocidas, y aparecen en las actas de los cabildos celebrados por los capitulares nazarenos los días 30 de julio de 1662 y 20 de abril de 1664. Y habrá que esperar a las postrimerías del siglo XVII para localizar las últimas menciones al patronazgo de Santa Ana. Éstas se encuentran en la ejecución de sentencia fechada en 1681-1683 a favor de la Hermandad de Santa Ana, y contra los bienes de don Onofre de Claramonte. Concretamente son éstas: “Para Nuestra Señora Santa Ana, Patrona y Abogada desta villa de Dos Hermanas”, y “Tributo a Nuestra Señora Santa Ana, Patrona y Abogada de[sta] villa de Dos Hermanas”. Curiosamente, en estas dos referencias encontramos un nuevo título, el de “Abogada”, es decir, intercesora, mediadora, que raramente volverá a aparecer en siglos posteriores.
Y otro título lo vemos en el poder para testar que el poderoso hidalgo nazareno Francisco Domínguez de Rivas otorgó en septiembre de 1724. En dicho documento citó a la Santa de esta manera tan curiosa: “a mi Señora Santa Ana, Su Madre, feliz Protectora de esta uilla”.
A finales del siglo XIX, concretamente en mayo de 1897, vio “peligrar” su histórico patronazgo cuando el consistorio presidido por Francisco Ávila Ramos quiso otorgar tal distinción a la imagen de Nuestra Señora de Valme. Sin embargo, el intento no llegó a materializarse, conservando Santa Ana su título de “Patrona” y otorgándose a la talla fernandina el de “Celestial Protectora”.
Andado ya el tiempo, en 1946, siendo alcalde Fernando Fernández Martínez y coincidiendo con la retirada del candelero y ropajes a la imagen de Señora Santa Ana y con su restauración a manos de Francisco Espinosa de los Monteros, el Ayuntamiento de Dos-Hermanas, en sesión de 13 de febrero de aquel año, ratificó el nombramiento de Santa Ana como Patrona de la localidad, decidiéndose colocar un azulejo de la Santa en la fachada principal del Ayuntamiento, azulejo que hoy luce en el patio de la capilla de Santa Ana.
Foto del mes
Es ésta una fotografía publicada por vez primera en la Revista de Feria de 1929. En ella vemos el estado que presentaban las obras de la entonces nueva plaza de abastos, cuya primera piedra fue colocada en la antigua huerta del Jerezano o del “Pachocho” en 1928, con asistencia del gobernador civil de Sevilla.
En la imagen se aprecia parte del armazón de hierro que cubriría la parte central del edificio, obra de la prestigiosa fundición “San Antonio” de Sevilla, fundada por Narciso Bonaplata en el siglo XIX.