Los párrocos de Sta. María Magdalena en el siglo XVI (y II)

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Continuamos con los párrocos de Dos-Hermanas en el Quinientos.

6 Bachiller Juan de Herrera

Uno de estos párrocos fue Bachiller Juan de Herrera, cura de la iglesia de Santa María Magdalena (1544-1554). Todo apunta a que este sexto párroco del que tenemos constancia nació en la localidad pacense de Herrera del Duque, en el vizcondado de la Puebla de Alcocer, en los primeros años del siglo XVI. La primera vez que lo vemos en la documentación notarial de Dos-Hermanas es en una escritura de venta de una casa y viña otorgada por Juan Sánchez Prieto “el Viejo” el 16 de noviembre de 1544. En ella aparece como uno de los testigos.

En cualquier caso, debió ganarse pronto el respeto y amistad de los vecinos del lugar, pues, por ejemplo, en 1546 y en abril de 1556, Pedro Martín Arguijuela y María López, respectivamente, lo nombraron como uno de sus albaceas testamentarios. En enero de 1555 el bachiller Herrera dio poder cumplido al bachiller Juan Valderas, “clérigo estante que sois en la dicha ciudad [de Sevilla] que estáis ausente”, para que en su nombre pudiese recibir y cobrar del Colegio de Santa Cruz de Valladolid el dinero que le perteneciera “del salario que se me debe del año pasado de mill e quinientos e cincuenta e quatro años [por razón del servicio] del benefiçio que he de haber en la yglesia deste dicho lugar”. Un año antes (1554) había dejado el curato de la iglesia de Santa María Magdalena en manos del licenciado Diego Guillén. Por otra parte, entre los bienes que adquirió este sacerdote en el término municipal nazareno se encontraban unas tierras de tres aranzadas de extensión ubicadas en el pago de la Venta Bermeja y un pedazo de viña en el pago de las Matas de Adentro. La última noticia que poseemos del bachiller Herrera la encontramos en 1558.

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El 30 de octubre de ese año dio poder cumplido y bastante a su sobrino Pedro de Herrera para todos los pleitos que tuviese en la ciudad de Sevilla. A partir de ese momento dejamos de tener noticias de este sacerdote, si bien es cierto que por una escritura de traspaso otorgada por Cristóbal Gordón en 1568 sabemos que para fecha ya había fallecido.

7 Licenciado Diego Guillén

En este listado de párrocos se encuentra el Licenciado Diego Guillén, cura de la iglesia de Santa María Magdalena (1554-1559). Llegó en 1554 a Dos-Hermanas para hacerse cargo del curato de la villa. Nacido en Jerez de la Frontera a principios del siglo XVI, ocupó también el cargo de fiel de los diezmos del pan de Cuartos y Dos-Hermanas en 1557. Poco después de su llegada al entonces lugar de Dos-Hermanas comenzó a adquirir diversos bienes. Así, fue dueño de unas casas en una calle llamada del Rey.

También tenía otras viviendas en la calle Real “que va hazia Vtrera”. Del mismo modo, junto con Alonso Díaz tuvo en arrendamiento el cortijo del Turuñuelo. Por su carácter y buenas costumbres, pronto se ganaría el respeto de los vecinos del lugar. Tanto es así que en 1554 medió en el pleito que siguieron los cofrades de la hermandad de la Santa Vera+Cruz con el hacendado sevillano Hernando de Ayala por el lugar donde debía construirse la futura ermita de San Sebastián, siendo el propio don Diego Guillén el que señaló el sitio en el que había de levantarse la citada ermita y que no es otro que el actual.

Por otra parte, el caballero sevillano Pedro de Monsalve, lo nombró como uno de sus albaceas testamentarios en febrero de 1559 y, además, le dejó en su testamento 10.000 maravedíes. Sin embargo, Guillén no llegaría a recibir tal donación. Acusado de ser hereje luterano, fue apresado el 29 de septiembre de 1559 y conducido a la cárcel de la Inquisición de Sevilla, en el castillo de San Jorge. Allí compartió celda con el también jerezano Hernán Ruiz Cabeza de Vaca, caballero veinticuatro de Sevilla y pariente del célebre explorador Alvar Núñez Cabeza de Vaca, sobre el que pesaba la misma acusación. En un momento dado entablaron conversación sobre temas relacionados con el luteranismo y pronto desembocó en una fuerte discusión, “y el dicho Diego Guillén le había respondido que mentía y se había levantado de la cama donde estaba sentado y se había venido hacia él [se refiere a Hernán Ruiz] y dando una puñada en la cara, echándole la mano de las barbas, y que el dicho Hernán Ruiz se había abrazado con él y rempuxado sobre el canto de la cama y como el dicho Diego Guillén tenía grillos, había caydo debaxo y porque no se levantase y le matase como era moço y reçio y él [vuelve a referirse a Hernán Ruiz] viejo, había hallado allí un casco de tinajón y le había dado con él tres golpes en la caveça para que le soltase y no con ánimo de quererle matar, sino para defenderse dél”.

Diego Guillén falleció al poco a consecuencia de esos golpes, y, según manifestaron algunos testigos, confesó antes de morir que había sido luterano. Hernán Ruiz, por su parte, intentó en el proceso que se abrió para esclarecer los hechos convencer a los inquisidores de que la muerte de Guillén había sido “consecuencia de la necesidad de restaurar el honor perdido a causa de la acusación de luteranismo que le había dirigido su compañero de calabozo”. En cualquier caso, la muerte del presbítero don Diego Guillén no puso punto final a su proceso abierto con la Inquisición sevillana. El veredicto fue el de reconciliación y confiscación de todos sus bienes.

8 Licenciado Salvador Ximénez

Otro de los párrocos fue Licenciado Salvador Ximénez, cura de la parroquia (1518). Son pocas las noticias que tenemos acerca de este clérigo. Por un lado, el 7 de julio de 1518 sabemos que vendió a Juan Caballero un horno de cal por nueve ducados de oro. También fue dueño de una heredad de viña con bodegas en el término municipal, propiedad que pasó, por donación que hizo este clérigo, a María de Olías, esposa de Toribio Ximénez.

9 Bachiller Juan de Zalamea

Cerramos este nuevo repaso de los párrocos con Bachiller Juan de Zalamea, cura de la iglesia de Santa María Magdalena (1563-1566). Se hizo cargo de la parroquia de la Magdalena tras la marcha del licenciado Ximénez de Dos-Hermanas. Aparece por vez primera en un documento notarial en octubre de 1563, y lo hace actuando como testigo en una escritura de venta de unas casas, otorgada en aquella fecha por Pedro Gil, trabajador y vecino de Sevilla en Triana. Volverá a ser testigo en varias escrituras públicas entre 1563 y 1564. En ese último año vivía en la calle Real.

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