Educación y civismo

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Quisiera aporta mi granito de arena referente a una situación de civismo, o más bien de escaso civismo que nos afecta a todos en general y muy especialmente a los que tenemos perros e intentamos cumplir con las normas cívicas municipales y personales, por aquello de que no paguen justos por pecadores. Tuve animal de compañía (perro), era pequeño, un Yorkshire, falleció hará unos 6 años, curiosamente nació un 29 de octubre y murió de infarto en esa misma fecha, 12 años después. Lo queríamos mucho, era nuestro primer perrito y dijimos que el último por lo que se sufre con su muerte, aún mucho mayor el cariño de estas mascotas a sus dueños.

Siempre que venimos a Dos Hermanas, mi hija vive en La Motilla, el que se encarga de sacar a Teddy, su mascota, cuando toca diariamente soy yo, me gusta y disfruto. La primera salida a eso de las 7,30 de la mañana aprovechando el fresquito, que no es poco, suelo soltarlo dentro del área canina cercana a los adosados Torre Greco, a esa hora pocos perros, como mucho uno o dos. Tanto en ese gran espacio, como en los alrededores, de verdad, siento vergüenza ajena al ver tantas heces, cacas o claramente mierdas que acompañan el recorrido. Me consta que el Ayuntamiento de este bonito pueblo trata de concienciar al ciudadano/a para el cumplimiento de las normas y ordenanzas cívicas, numerosos carteles por todas partes así lo recuerdan, pero nada, muchas personas o personajes (por decirlo suavemente) que estoy convencido no son ciegas, pero sí tontas, porque ¿A quién le gusta andar entre la mierda? O incluso pisarla en ocasiones si vas distraído, mirando el móvil o la luna de Valencia o Sevilla.

Nos recuerdan que se pueden imponer multas entre 75 y 500 euros si no se cumplen los artículos 7, 48 y 50 de esa Ordenanza. Pues nada, muchos, caso omiso y como nadie los trinca, ahí siguen y seguirán. Tanto el día 3 y 4, no me pude aguantar a riesgo de haberme encontrado respuesta maleducada por llamar la atención a dos personas por hacerse los despistados y dejar las heces en el suelo. Uno un señor más o menos de mi edad (68 años), ocurrió en una acera de Osa Menor y el joven dentro del recinto. Este muchacho que cuando se lo dije se dirigía a coger una bolsa de esos depósitos municipales que nos la ofrecen y las recogen una vez cargadas. Eran las 12 de la mañana, le dije: a esta hora no creo que encuentres bolsa, ya la deberías llevar tú, además paseaba dos perros, yo que siempre suelo llevar en la correa varias bolsas, le dije: mira te doy una para esa deposición (incluso le tuve que indicar donde se encontraba), él miraba su móvil, y si quieres otra por si tu otro perro no ha hecho caca aún.

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Además de lo anterior, observo que mucha gente lleva los animales sin la correa, más bien sacan a pasear a las correas colgándoselas en el cuello, los perros sueltos, delante o detrás, y claro, según la hora y ojos que no ven heces que dejan en el suelo y no se recogen, qué quieren que les diga, yo nunca, sea donde sea he dejado la caca del perro sin recoger y me da muy mala leche (con perdón) que unos ciudadanos incívicos no cumplan con su obligación. Pido mayor vigilancia y actuación inmediata contra esa lacra que nos dejan en mal lugar a otros y a los mismos perros, cuando los culpables son ellos.

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