Un año más nos preparamos para la celebración de la Semana Santa.
Visitamos los templos, donde podemos ver los pasos que, una vez más harán presente las imágenes de la Pasión de Jesús en nuestras calles.
Es decir, que, tras su “entrada” triunfal en Jerusalén (paso de la Borriquita) –yo diría que, de forma inmisericorde- todos los años se seguirá repitiendo su “detención” (pasos Oración del Huerto y Cautivo), “condena” (paso de Jesús en la Presentación al Pueblo), “cruz a cuesta” y “caídas” (pasos Gran Poder y Tres Caídas), “crucificado” (paso Vera-Cruz), “muerto” (paso Santo Entierro) y “resurrección” (paso Resucitado).
Y en realidad, toda esta Pasión se sigue repitiendo porque a Jesús lo siguen todavía rechazando los reinos del mundo, y además crucificándolo en las víctimas inocentes de este mundo. Incluso si él mismo volviera, dice santa Teresa de Jesús que, “lo tornarían a la cruz” (Camino 1:2), es decir que, lo crucificarían de nuevo. Jesús vino a redimirnos, predicando la conversión y el bautismo para el perdón de los pecados, facilitando así –a todos los convertidos- la entrada en el Reino de los Cielos. Todo lo que pase de esto, no procede de Dios.
Por tanto, como los poderes del mundo, es decir la soberbia endiosada del hombre está gobernando este mundo a espaldas de Dios, creando sus paraísos, los cacareados estados de bienestar, pues, no tienen reparos en legislar leyes impías, donde se atribuyen la facultad de llegar a definir el bien y el mal, es decir que, hoy en pleno siglo XXI, se reactiva de nuevo el antiguo pecado que cometieron nuestros primeros padres Adán y Eva, es decir “comer” del árbol de la “ciencia del bien y del mal” para llegar a ser como ¡Dioses!
Han caído en la trampa que le ha puesto el demonio disfrazado de serpiente, esta serpiente es la que está envenenando toda la sociedad, rompiendo las familias, los matrimonios, enfrentando a los hombres contra las mujeres, y a las mujeres contra los hombres… Esta es la obra de la serpiente, de la “vicha”, esa vicha que se arrastra y que sigilosamente se cuela hasta en lo más sagrado del alma humana.
¡Este es el mundo que no cesa de crucificar a Cristo en tantas víctimas inocentes! Todos los crímenes que están cometiéndose contra las víctimas inocentes, contra las criaturas más indefensas, tendrán que dar a Dios cuenta en el juicio que se celebra tras la muerte. Este es el mundo que dirige la “vicha” y que, según la Biblia, su cabeza será aplastada (Gén 3:15), ese será su final. Este mundo rechazó a Jesús, prefiriendo en su lugar a Barrabás (un criminal).
De ahí que Jesús dijera: “Mi reino no es de este mundo” (Jn 18:36)