El candidato
Basada en hechos reales, El candidato narra la campaña política del senador Gary Hart, al que en 1988 todos veían como nuevo presidente demócrata de Estados Unidos después de ocho años del republicano Reagan. Hart lo tenía todo, inteligencia, carisma, buen comunicador, experiencia, atractivo… Pero poco antes de su designación como candidato corre el rumor de que es un mujeriego, y las evidencias de una relación extramarital hará que la prensa se lance contra la presa y su carrera se acabe yendo por el desagüe.
La más que solvente interpretación de Hugh Jackman, una de las mejores de su carrera, y por la que ha sido olvidado (injustamente, habría que decir) de los grandes premios de este año (ni siquiera ha sido nominado para los Oscar o los Globos de Oro) rodeado de secundarios de lujo como J.K. Simmons o Vera Farmiga, son una de las patas sobre la que se sustenta una historia que tiene otros varios puntos fuertes en la historia y, sobre todo, en cómo se cuenta. Su guion no es moralista, no es direccionista, y no le dice al espectador lo que debe pensar, plantea preguntas y no las responde para que sea éste el que saque sus propias conclusiones, el que decida de qué lado está.
Estados Unidos, 2018 (113′)
Título original: The front runner.
Dirección: Jason Reitman.
Producción: Helen Estabrook, Aaron L. Gilbert, Jason Reitman.
Guión: Matt Bai, Jay Carson, Jason Reitman, basado en el libro de Matt Bai.
Fotografía: Eric Steelberg.
Música: Rob Simonsen.
Montaje: Stefan Grube.
Intérpretes: Hugh Jackman (Gary Hart), Vera Farmiga (Lee Hart), J.K. Simmons (Bill Dixon), Alfred Molina (Ben Bradlee), Mamoodou Athie (AJ PArker), Josh Brenner (Doug Wilson), Bill Burr (Pete Murphy), Oliver Cooper (Joe Trippi), Chris Coy (Kevin Sweeney), Kaitlyn Dever (Andrea Hart), Tommy Dewey (John Emerson), Molly Ephraim (Irene Kelly), Specer Garrett (Bob Woodward), Mark O’Brien (Billy Shore), Alex Karpovsky (Mike Stratton), Sara Paxton (Donna Rice).
El candidato, más allá de quedarse en el affaire (que en el fondo no es más que una excusa), bucea en los entresijos de una campaña electoral, en las redacciones de los periódicos (y en los motivos para publicar o no una noticia -o decidir qué es noticia-), y reflexiona sobre la privacidad de las personas públicas, lo público de las personas privadas. Mantiene un buen ritmo sin caer en lo fácil, y está rodada de un modo ciertamente elegante.
Quizás en nuestro país un escándalo de este tipo sería difícil, quizás por temas culturales, por dejar la vida privada separada de la pública, y porque (aunque guste el cotilleo) en el fondo tampoco se juzga cruelmente por unas actitudes que no son delictivas. Aunque también es cierto que, tanto allí como aquí, todo depende de quién se encuentre detrás. Y así, paradójicamente, las personas que defienden ideales más progresistas suelen ser más criticados (como el caso de esta película), que aquellos que caen en los mismos pecados que tan seriamente critican y juzgan amparados en una moralidad que se pasan por el forro.
Es interesante ver, sobre todo, el trasfondo periodístico, y cómo se comercializa la política, cómo se observa esta desde la óptica de la prensa amarilla, del mundo del corazón. Y también como pone en la mesa el respeto a la mujer, aquí centradas tanto en la esposa e hija del protagonista, como de la amante en cuestión, cuyas vidas también se vieron afectadas considerablemente, convirtiéndose en foco de las cámaras sin buscarlo.