Jugar para un niño o niña es la posibilidad de recortar un trocito de mundo y manipularlo. ¿Por qué privarlo de ello?
El juego es un pilar fundamental para su desarrollo integral, siendo este la mejor manera de desarrollar la personalidad, del ser y del crecer considerando la inocencia como las raíces de su crecimiento.
Solo nos hace falta salir a la calle para ver la triste realidad en la que viven nuestros niños y niñas actualmente, ¡Parques vacíos!, ¡familias sin tiempo! y la sociedad sigue callada. Sin darnos cuenta de que estamos viviendo un periodo, en el que las nuevas generaciones traen aires diferentes.
Barajando los datos que hemos extraído de un cuestionario, observamos cómo la familia siendo consciente del mal uso de las nuevas tecnologías, siguen apostando por ellas. ¿Será por comodidad? Pero los niños y las niñas no piensan lo mismo, en los datos encontramos una clara inclinación hacia los juegos tradicionales.
Sin duda, los niños y niñas prefieren jugar de forma libre, sin que nadie los coaccionen e interrumpan. Pero es una pena que no se reconozca el verdadero valor de este tipo de juego, ya que la mayoría de las familias nos plantean su inconformidad a la hora de ponerlo en práctica. En este caso los educadores nos inclinamos hacia el lado opuesto y apoyamos la propuesta de los niños y niñas, la necesidad del juego libre y compartido y así su merecido reconocimiento.
Otro aspecto a destacar, es lo poco consciente que es la familia del reclamo que nos plantean los niños y niñas sobre el juego, ya que el poco tiempo que se le puede dedicar, no se convierte en tiempo de calidad.
A modo de conclusión, a los niños y niñas les queda toda una vida para rodearse de obligaciones, por lo que permitamos que disfruten plenamente de su infancia, porque ¿Hay algo más importante en la vida de nuestros niños y niñas que jugar?. Por los derechos de la infancia: Queridos Reyes Magos, este año quiero poder jugar más tiempo en el parque, al aire libre, y con mis amigos.
