Sé que este tema está manío de tanto hablarlo y que no soy la primera que se queja en este medio, pero es que por mucho que digamos no sirve para nada.
Salgo a trabajar muy tempranito, casi de noche, y tengo que ir a buscar el coche esquivando las caquitas de los perritos que tienen la mala suerte de tener unos dueños/as muy guarros/as. Sí, sé que la palabra es fuerte pero es que estos señores y señoras no se merecen otro calificativo.
La otra mañana, el ejercicio de sorteo no se me dio muy bien y terminé pisando una muy hermosa, ¡menudo inicio de día! Que puede ser que dé suerte pero yo y todos mis compañeros estuvimos todo el día acordándonos del señor o señora guarro/a.