Un nuevo Tercer Domingo de Octubre la tradición está cumplida. Y es que, simple y llanamente, la Virgen de Valme ha peregrinado a su ermita de Cuarto en la sevillana barriada de Bellavista y eso es lo que importa. De eso se trata y de eso va esta tradición que nada tiene que ver con cohetes que van por el aire, repliques de campanas o los colores de las flores que adornan la carreta de la Virgen.
Un nuevo Tercer Domingo de Octubre Dos Hermanas se ha echado a la calle para rendir su amor y su pleitesía a una de sus devociones más arraigadas, la de Valme. Por ello, bien temprano, en esta mañana que huele a romería aún cuando el sol no se ha despertado, son muchas las personas que caminan a su encuentro.
Si todos los caminos conducen a Roma, el de la calle Santa María Magdalena conducía en este jornada festiva al epicentro de la devoción mariana, ya que eran muchas las personas que acudían a la llamada, en esta ocasión, en forma de cohetes, tan en boca de los nazarenos acérrimos durante las vísperas por la limitación de su lanzamiento.
La Plaza de Los Jardines, como cada domingo de Valme, era un hervidero de personas que aguardaban la salida de la Virgen, luciendo el manto azul bordado en plata, que brillaba más que nunca en esa recién estrenada carreta de flores rojas y blancas, que tantos piropos, aunque menos que la Señora, se ha llevado en esta jornada.
Lo hacía a las ocho en punto, como manda la tradición, arropada por los repiques de campanas y los sones musicales de la banda de Fernando Guerrero de Los Palacios. Y como cada año, en las últimas ediciones, la Virgen tiene que abrirse paso entre un mar de devotos que la arropan en su paseo triunfal por las calles de Dos Hermanas
Fiesta multitudinaria
En un fiesta tan multitudinaria como ésta, que mueve en torno a las 200 mil personas, la principal preocupación de la Hermandad y del Dispositivo de Seguridad de la Romería es que se cumplan los horarios y la comitiva avance, sin prisa pero sin pausa. Por ello, la frase más repetida en esta mañana de Valme, además de la ya típica «este año va más gente» o «es la primera vez que la carreta va de rojo», ha sido la de «señores, vamos avanzando».
Y se ha avanzado, como cada Tercer Domingo de Octubre, aunque haya costado, pero la Virgen es del pueblo y éste manda. Por ello, Ella se para a cada ofrenda floral o cantada con la que se encuentra a su paso. Así lo lo ha hecho, recién entrada en la calle Santa María Magdalena, dónde recibió la primera petalada cantada, que se sucedería en la esquina de Los Cuatro Cantillos con el coro de la hermandad o desde un balcón de Canónigo.
Y en la Plaza del Arenal la tensión de las primeras horas se disipa. Ya parece que hay menos prisa por llegar a Cuarto y la comitiva se ha lucido con un sol de justicia que ya comenzaba a hacer de las suyas en las primeras horas del día. Con el astro rey en lo más alto, las autoridades se han despedido de la comitiva en la Avenida de la Libertad, antes de enfilar el camino a Cuarto, dónde una nueva multitud aguardaba a la Virgen.
Nuevas estampas de camino
Los cantes improvisados desde las dos orillas de la carretera han recibido la carreta de la Virgen, que se enfrentaba a una Carretera Vieja cuya fisionomía se ha ido adaptando a los nuevos tiempos y a los avances en sus infraestructuras. En Esta Romería de Valme se han visto estampas atípicas de las carretas entre los grandes pilares de la futura SE-40 o bordeando una nueva rotonda, con la que se encontrarán en próximas ediciones, en las inmediaciones de Entrenúcleos.
Pero estos avances pronto se olvidan cuando la Virgen de encuentra con las miradas cargadas de historias y de Valmes de los ancianos de la Residencia de la Paz, que la esperan sentados en la puerta, con una réplica en miniatura de su carreta de flores rojas o blancas. O cuando un tamborilero improvisado ha traído a Barranco sones de Las Marismas y del Rocío con sus sevillanas de tamboril.
Llegada a Cuarto
Y antes de llegar a Bellavista, pasado ya el ecuador del día, se ha producido el encuentro con la Virgen en miniatura de Los Merinales, dónde aguardan a la Virgen cada año los vecinos y vecinas de Casquero. Allí se ha cantado y rezado a una devoción mariana muy presente durante todo el año en una carretera que rezuma Valme los 365 días.
Pasada la una de la tarde, la comitiva ha hecho su entrada triunfal en Bellavista. Un barrio que renace cada mes de octubre y que la recibe con las calles llenas de gente, que la acompañan hasta la Capilla del Dulce Nombre, dónde se suele rezar y cantar a la Virgen antes de su última parada en la Ermita de Cuarto.
Pasada las dos de la tarde, la carreta roja de Valme ha entrado en esta ermita con solera e historia en la que una salve cantada por el coro la ha acompañado mientras los cuerpos de seguridad la llevaban hasta su interior, dónde se ha oficiado la misa.
A las 18:00 horas la comitiva emprenderá su vuelta a Dos Hermanas, dónde se espera su llegada pasada las nuevas de la noche. Entrará en el municipio por las avenidas de la Libertad y Sevilla, antes de tomar por Botica, Lope de Vega, Aníbal González, la Plaza Menéndez y Pelayo, Santa María Magdalena y Los Jardines.
Allí, una vez bajada de su carreta, la Virgen de Valme, por primera vez, se despedirá de su larga comitiva sobre las andas de sus traslados. Una medida adoptada por la hermandad este año por motivos de seguridad.