Después de dieciséis años sin celebrarse, en octubre de 1916 se recuperó la que andado el tiempo se convertiría en la principal festividad de Dos-Hermanas: la romería de Nuestra Señora de Valme. Varias fueron las circunstancias que motivaron la suspensión de la romería en el período de 1900-1915, entre las que se encontraba la falta de recursos económicos. Esta festividad resultaba muy costosa para la hermandad, que por aquellas fechas andaba con problemas económicos. Por eso, se había centrado en los cultos del mes de junio que sí estaban recogidos en sus Reglas de 1888 (no así la romería).
Sin embargo, la situación cambió en 1916. A propuesta de un buen número de hermanos y vecinos de la villa, la hermandad de Valme, con su hermano mayor (José Sánchez Rubio) a la cabeza, decidió suspender las funciones de junio y comenzar a recaudar fondos para retomar la romería. Incluso se nombró una comisión encargada de los preparativos de la fiesta. No obstante, aunque se hicieron rifas y se instaló una gran tómbola en la Velada de Santiago y Santa Ana no se consiguió el dinero suficiente para costear los gastos de la romería.
Es entonces cuando se recurre al Ayuntamiento nazareno para solicitar una subvención. Regía el consistorio desde enero de 1916 el liberal Juan Antonio Carazo Gómez, quien desde el principio vio con buenos ojos retomar la idea de la romería. En la sesión de 6 de octubre se leyó un oficio de la hermandad solicitando una ayuda económica para «atender a los gastos que habrán de originarse con motivo de la tradicional Romería», tras lo cual, el alcalde Carazo manifestó que en el presupuesto municipal tenía consignado 1.500 pesetas para sus gastos de representación, cantidad que había mantenido intacta, pues no quería «percibir ni un céntimo», dejándola para socorrer calamidades u otro fin análogo. Del mismo modo, dijo que era consciente de que esta fiesta contaba con «las simpatías de todo el pueblo en general», por lo que, de sus gastos de representación, decidió ceder a la hermandad 200 pesetas para premios y otras 200 para contribuir a los gastos de la romería. Tal decisión recibió los elogios de los capitulares nazarenos. El concejal Muñoz Ramos llegó a decir que aplaudía la decisión del alcalde, al resucitar «una fiesta que estaba muerta».
Gracias a esta gran aportación continuaron los preparativos de la romería, que finalmente quedó fijada para el domingo 22 de octubre (en un principio se decidió que fuera el 15 de dicho mes). Dos días antes, el consistorio recibió oficio de la hermandad por el que invitaba a la corporación municipal a la fiesta.
Pero a punto estuvo de no celebrarse, curiosamente debido a un acontecimiento ajeno a ella. En la víspera de la fiesta se originó en la fábrica de yute (cerrada desde hacía tres años) un motín por la retirada de maquinaria de la fábrica, lo que motivó la llegada de refuerzos de la Guardia Civil desde Sevilla. Pero al final, los ánimos fueron calmados y pudo celebrarse la romería con total normalidad.
La histórica imagen de Nuestra Señora de Valme partió en su carreta hacia su ermita a las ocho de la mañana del 22 de octubre de 1916. Acompañaba a la Virgen numeroso público que hizo el trayecto a pie, a caballo y en varias carretas decoradas con flores naturales. Llegó la comitiva a Cuartos tres horas más tarde, colocándose la imagen en el altar de la ermita. Acto seguido se cantó una solemne misa, oficiada por el párroco nazareno, don Antonio Romero Montes, asistido por don Manuel López Doval y don Sebastián Romero Montes, diácono y subdiácono, respectivamente. El sermón lo predicó un ilustre sacerdote, hijo del pueblo, don Rafael Rodríguez García, arcipreste de Arcos de la Frontera. El suyo fue «una magistral oración que cautivó durante una hora al auditorio con su elocuente palabra». A las cuatro de la tarde se cantó el Santo Rosario, y, a continuación, los alumnos del colegio Ave María entonaron la Salve. Terminada esta última, la imagen de la Virgen fue llevada a su carreta y a las cinco se emprendió el camino de vuelta a Dos-Hermanas.
La comitiva entró en el pueblo sobre las siete de la tarde por la calle Marcelo Spínola (actual avenida de Sevilla). Según se reseñó en la prensa sevillana: «el trayecto que media entre el paseo de Federico Caro y la Parroquia lucirá una profusa iluminación de hachones».
La romería de 1916 resultó un verdadero éxito y abrió una nueva etapa de esplendor que llegaría hasta la proclamación de la II República en 1931. Una etapa cuyo punto álgido sería la década de 1920.
{xtypo_rounded4}Una carreta muy peculiar
Para esta ocasión se utilizó el templete neogótico realizado en madera dorada, que muy posiblemente perteneció al paso procesional realizado en el mismo estilo artístico por Hipólito Rossi en 1894. Poseía el tamaño justo para albergar a la imagen fernandina, destacando los ángeles colocados en cada una de las esquinas de la parte superior del templete. En esta ocasión no llevaba la esbelta aguja que remataba el conjunto, la cual se recuperaría para la romería de 1917. El templete era colocado directamente sobre una carreta tirada por dos bueyes enjaezados. Ya por entonces presentaba un mal estado de conservación, y aunque fue restaurado en 1920, al año siguiente fue sustituido por una carreta «caóticamente» adornada con guirnaldas y flores.{/xtypo_rounded4}
José Sánchez Rubio, el hermano mayor de la Hermandad de Valme
Era hijo del que fuera hermano mayor de Valme desde 1870 hasta 1910, Juan Sánchez Martín, apodado «el Cartero» por haber ejercido ese oficio durante unos años, y de María de la Concepción Rubio y Rubio, camarera de la Virgen de Valme entre 1885 y 1908. Ya a finales del siglo XIX había regido brevemente los destinos de la hermandad de Santa Ana, por lo que cuando en 1910 sucede a su padre al frente de la cofradía de la Protectora, poseía cierta «experiencia». Su mandato se alargó hasta 1920, y durante el mismo consiguió consolidar la romería.
Juan Antonio Carazo Gómez, el alcalde
La idea de retomar la celebración de la romería contó con el beneplácito del consistorio, encabezado en aquel año por el alcalde Juan Antonio Carazo, del Partido Liberal. Carazo había nacido en Jaén (algunos documentos oficiales dicen que fue en la localidad jiennense de Torredonjimeno) en 1883, siendo hijo de Juan Antonio Carazo Ureña (1855-1884) y de Josefa Gómez de Lesaca García (1861-1909). Huérfano de padre con apenas un año, fija su residencia con su madre en Dos-Hermanas en 1886, y un año más tarde, Josefa Gómez de Lesaca contrae matrimonio con el médico nazareno Federico Caro. Casó en julio de 1908 con Clotilde de Cos Domínguez de la Piedra, natural de Sevilla, con quien tuvo cinco hijos. Ocupó el cargo de alcalde en dos períodos: 1916-1917 y 1918-1920.