María sentía todas esas normas como una gran injusticia y quiso rebelarse, pero la acusaron de mala. Y ella, que siempre fue una niña buena, no quiso hacerles daño y sucumbió a la conformidad.
Así moldearon una mujer mansa que se resignaba y doblegaba a: los manoseos de su jefe, a un marido dominante y misógino, a unas hijas e hijos abusivos. María odiaba su cuerpo y lo atiborraba de grasas y azúcares para que se deformara tanto que él no sintiera más deseo de poseerla en la madrugada cuando ella dormía.
María servía obediente a su patrón para que no la despidiera. A su descendencia cuidaba con gran esmero temerosa de crearles un trauma. La culpaban de torpe si la casa, la ropa o la comida no estaban a punto un día, la acusaban de estar activa y pendiente de las necesidades de su familia solo 18 horas al día, porque la querían pendiente de todo las 24 horas.
María no sintió miedo cuando su marido le puso el cuchillo en el cuello, pensó que si moría, al fin descansaría; no recibiría más palizas, insultos, desprecios. Aunque todo correctamente lo hacía y muy en el fondo de su conciencia, ella lo sabía.
Pero siempre le inculcaron que no valía nada y que la última sería.
¿Cómo cambiar su actitud callada, como calentar su sangre helada y enjugar las lágrimas que siempre se tragaba? ¿Cómo?
– Para que no sean más las últimas, por haber nacido mujer.
– Para no pasar desapercibida porque aún están, y deben seguir vivas.
– Para ejercer los derechos de: poder elegir, poder cambiar de opinión y marcharse cuando así lo decidan.
– Para que nadie las insulten, desprecien, golpeen ni acaben con sus vidas.
– Para que no se derramen más lágrimas, para desterrar los temores, para que no se cometan más asesinatos. Para caminar en unión mujeres y hombres, y terminar para siempre con la lacra que corroe a la humanidad.
– Para que dejen de ser cientos de mujeres asesinadas cada década, eduquemos desde su niñez a las futuras Marías, Silvias, Marianas, Isabel, Lucindas, Lisas, Anas, Sorayas o Tatianas, en el amor y el respeto a sí mismas.
Consigamos un futuro para ellas.